Los microplásticos están en todas partes: en el aire, en el agua y en la tierra. Los respiramos, los ingerimos e incluso pueden penetrar en nuestro organismo a través de la piel. Estos diminutos fragmentos de plástico se han convertido en una de las grandes preocupaciones medioambientales y sanitarias del siglo XXI. Hasta hace poco, se conocían sus efectos devastadores sobre el medio ambiente, pero ahora un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) ha dado un paso adelante en la investigación sobre sus efectos en la salud humana.
Un estudio europeo pionero
La investigación forma parte del proyecto PlasticHeal, un estudio a nivel europeo en el que participan once centros de investigación y una cincuentena de científicos. Alba Hernández Bonilla, catedrática de la UAB y coordinadora del proyecto, explica que hasta hace seis años no se tenían pruebas contundentes sobre la exposición humana a los microplásticos y nanoplásticos. Ahora, han podido demostrar que estos materiales pueden atravesar las barreras intestinales y respiratorias, llegando a la sangre y acumulándose en diferentes órganos.
Efectos nocivos para la salud
Los resultados del estudio evidencian que los microplásticos y nanoplásticos pueden causar estrés oxidativo e inflamación celular. Estos fenómenos pueden derivar en alteraciones del ADN y en un aumento del riesgo de diversas enfermedades. Aunque algunos de estos fragmentos se expulsan a través de la orina, otros permanecen en el organismo y pueden tener efectos a largo plazo sobre la salud humana.
Una exposición constante e inevitable
Los microplásticos se han infiltrado en nuestra vida diaria. Comiendo, bebiendo, caminando o simplemente respirando podemos estar expuestos a estos materiales. Según el estudio, ciertos colectivos están especialmente en riesgo, como los trabajadores de plantas de reciclaje de envases y de clasificación de ropa, ya que los tejidos sintéticos desprenden fibras plásticas de manera constante.
El futuro de la investigación
Tras cuatro años de estudio, el equipo de PlasticHeal considera que aún queda mucho por investigar. Uno de los principales desafíos es que algunos nanoplásticos son tan pequeños que los instrumentos actuales no pueden detectarlos. Además, la investigadora destaca que la exposición humana a los plásticos no es puntual, sino que dura toda la vida, lo que complica la cuantificación de sus efectos a largo plazo.
Hacia una regulación más estricta
Los resultados de la investigación se han presentado recientemente en un congreso en Barcelona, pero el objetivo de los investigadores va más allá de la simple divulgación científica. El equipo de la UAB aspira a proporcionar datos que permitan a los responsables políticos tomar decisiones para limitar la presencia de plásticos en nuestra vida cotidiana.
"Si se confirma que los microplásticos suponen un riesgo para la salud, las medidas para reducir su presencia pueden tener un gran impacto económico y en las regulaciones públicas", concluye Alba Hernández. El futuro de la investigación sobre los microplásticos determinará si será necesario tomar medidas más contundentes para proteger la salud de la población.
Fuente: 3cat.cat/324
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