Realitat virtual per reduir l'ansietat en la vacunació dels infants
Realitat virtual per reduir l'ansietat en la vacunació dels infants

Realidad virtual para reducir la ansiedad en la vacunación de los niños

Un ensayo clínico hecho en el Bages demuestra que la realidad virtual disminuye de manera significativa la ansiedad a la hora de vacunar los niños

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Unas gafas de realidad virtual se han convertido en una "herramienta eficaz" para reducir la ansiedad en la vacunación pediátrica. Se ha constatado en un ensayo clínico con 300 pacientes de 3 a 6 años de los Centros de Atención Primaria de Súria, Cardona y Sant Fruitós de Bages. Las pruebas se realizaron desde enero de 2022 hasta octubre de 2023, y los resultados forman parte de una tesis doctoral de la doctora Mercedes De La Cruz, del ICS Catalunya Central, que subraya la importancia de fomentar experiencias positivas durante la atención primaria. Anna Azorín, madre de Jana, de 3 años y que ha probado las gafas, explica que "antes vacunarla era un drama" y, en cambio, con este sistema "no ha llorado y casi no ha notado el pinchazo".

"Los niños que llevan las gafas tienen un nivel de angustia menor que los que no las llevan", asegura la doctora Mercedes De La Cruz basándose en los resultados del estudio. Cree que se puede extrapolar a otros tratamientos, como la cura de heridas, o incluso incorporarlo en la población adulta. De hecho, señala que entre un 7 y un 10% de adultos afirman tener "fobia a las agujas".

Para realizar el estudio, se trabajó con un grupo de pacientes que se vacunaron con las gafas de realidad virtual y un grupo de control, que recibía la vacunación sin ellas. Esta tecnología consiste en ofrecer una experiencia inmersiva a través de una aventura gráfica como hilo conductor. La historia es la de una niña, Leia, que está acompañada de un oso panda y con quien vivirá una aventura de 2 minutos y medio de duración. "Todo está sincronizado con las gafas y la tablet que lleva la enfermera, y hay momentos indicados para realizar la vacunación", detalla la doctora.

En el primer grupo, la realidad virtual hizo que más de la mitad de los niños no sintieran dolor en comparación con el grupo de control, en el que solo una cuarta parte de los niños vivieron la vacunación sin mostrar dolor. Según indica el estudio, el dolor durante la vacunación es una fuente importante de angustia y ansiedad, tanto para los pacientes como para sus padres. Puede provocar cambios cardiovasculares, un aumento de la frecuencia cardíaca, respiratoria y de la presión arterial, así como un incremento en la liberación de diversas hormonas, entre otros efectos.

En cuanto a la ansiedad, el estudio concluye que los niños que utilizaron la realidad virtual comenzaron el proceso más tranquilos que los del grupo de control y finalizaron la vacunación con niveles de ansiedad "mucho más bajos". Un porcentaje considerable de pacientes del grupo de realidad virtual no presentó ansiedad después de la vacunación, en contraste con el grupo de control, en el que casi la mitad registró niveles moderados o graves de ansiedad.

Por su parte, los padres, madres y tutores expresaron un alto grado de satisfacción con el uso de la realidad virtual como mecanismo de distracción para reducir tanto el dolor como la ansiedad de sus hijos e hijas: el 99% de las familias de los niños vacunados con el uso de la realidad virtual creen que esta tecnología ha ayudado a reducir el dolor de los menores y permitirían que sus hijos la volvieran a utilizar en procedimientos futuros. Además, esta intervención también fue segura, ya que no se registraron efectos adversos durante el ensayo.

"Casi no lo ha notado"

Laura Rodríguez es la madre de Arnau, de 3 años, que esta semana acudió al CAP de Súria para vacunarse. Gracias a las gafas virtuales, asegura que la experiencia ha sido positiva, aunque ha llorado un poco: "No sufren la angustia de ver la aguja y eso te tranquiliza un poco".

Una situación similar es la que ha vivido Anna Azorín, que también ha acompañado a su hija Jana al mismo CAP. "Antes, cuando veníamos a vacunar era un drama, fatal, y en cambio hoy muy bien, casi no lo ha notado y no ha llorado, y yo, como madre, también he estado menos angustiada". Su otro hijo, Joan, también recuerda cómo el año pasado le pusieron la vacuna con las gafas inmersivas: "No lo noté, fue muy guay y los dibujos me encantaron".

Para la doctora, es importante no menospreciar el dolor que pueden sufrir los niños y cree que, gracias a esta tecnología, se puede mejorar mucho el "vínculo" entre paciente y personal. Según dice, permite "humanizar" procesos de la atención primaria que serán la "puerta de entrada" del sistema sanitario. "Se crea un vínculo diferente", asegura.


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