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El sur del Maresme se queda sin playas

Municipios como Montgat han perdido el 70% de la arena de sus playas en cuatro años fruto de la mayor intensidad de los temporales, una muestra más de la vulnerabilidad de la comarca ante el cambio climático

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El Área Metropolitana de Barcelona (AMB) advierte que las playas del norte de Barcelona, incluidos los municipios del bajo Maresme, han perdido unos 30.100 metros cuadrados de arena en los últimos 5 años. Según datos recogidos en el ‘Estudio sobre las tendencias del cambio climático en las playas metropolitanas’, serían necesarios 965.045 metros cúbicos de arena para regenerar las playas más afectadas, como las de Badalona y Montgat, que continúan en un estado crítico y de vulnerabilidad extrema. En el caso de esta última, ha perdido el 70 % de sus playas en cuatro años debido a los temporales que han afectado el litoral. Además, destacan que el nivel del mar ha subido unos 14 centímetros en 25 años y que las olas que se producen durante los temporales han crecido 30 centímetros.

La pérdida de 30.100 metros cuadrados de arena en las playas del Barcelonés norte y el bajo Maresme supone el 13% del total en cuatro años, y el único municipio que gana arena es Sant Adrià de Besòs, gracias al aporte de arena del río Besòs. En cuanto al volumen, hay una pérdida de 83.000 metros cúbicos, cifra que implica un 15% menos de volumen de playa emergida.

La última campaña batimétrica del litoral metropolitano norte del Servicio de Cartografía del AMB en mayo de 2024 constata que las reducciones de volumen de arena hasta una profundidad de dos metros son muy similares a las observadas en la playa emergida. Así, a dos metros bajo el agua, se ha producido una pérdida del 16% de arena.

En Badalona y Montgat se ha ganado arena en la zona sumergida, parte de la que se ha perdido en la playa emergida, a unos 30 o 40 metros de la costa, y se ha situado a una profundidad de unos 3 o 4 metros. Se ha producido un sistema de barras de arena, pero menos marcado que en la zona sur.

En este sentido, destacan que la anchura mínima idónea de las playas es de unos 25 metros, mientras que ante temporales importantes o excepcionales se necesitarían hasta 75. Según este estudio, se requerirían 965.045 metros cúbicos de arena para regenerar las playas del Barcelonés norte y bajo Maresme debido a la regresión estructural que sufren, cifra que equivale al volumen de casi 400 piscinas olímpicas.

El caso más crítico es el de las playas de Can Tano, Montsolís y Toldos, en Montgat, que han desaparecido totalmente, mientras que la arena se ha mantenido estable en playas como la de los Pescadores, en Badalona, con 50 metros, o incluso ha mejorado, como es el caso del Fórum de Sant Adrià de Besòs, con 100 metros de anchura.

Los casos más críticos se encuentran en Montgat. Concretamente, en aquellas con 0 metros de anchura, donde la playa ha desaparecido totalmente. Otros casos críticos son el de la playa de les Barques, también en Montgat, y la de la Barca Maria, en Badalona. Por el contrario, la zona que se ha mantenido más estable en Badalona es la playa de los Pescadores, que a pesar de haber sufrido pérdidas, todavía conserva una anchura de 50 metros. El mejor caso es el de la playa del Fórum de Sant Adrià de Besòs, con 100 metros de anchura.

Temporales más intensos

Según datos obtenidos del mareógrafo de Barcelona, se ha detectado un aumento de 5,6 milímetros anuales del mar desde 2003, lo que implica una subida de 14 centímetros en 25 años. Este fenómeno, junto con un incremento de la fuerza del oleaje y de cambios en los patrones de los temporales, ayuda a entender la regresión estructural del litoral metropolitano.

El estudio señala que ha aumentado el número total de temporales, así como los de sur y suroeste en detrimento de los episodios de levante en la costa metropolitana. En el litoral metropolitano norte se producen tres temporales de componente sur más por década, mientras que los temporales de levante se reducen. En cuanto al delta del Llobregat, el incremento de temporales de garbí es el hecho más relevante, con cuatro temporales más por década de este tipo.

Estos temporales son más energéticos y potencialmente más destructivos, y cada uno nuevo descarga más energía que el anterior. “El calentamiento global provoca que haya más vapor de agua disponible en la atmósfera, lo que causa un incremento de la fuerza y la virulencia de las tormentas”, destacan en el informe.

En cuanto a las olas, son más altas en el litoral metropolitano, pero con diferencias importantes entre los distintos sectores y en función de dónde venga el temporal. Así, en los municipios del norte, el oleaje de componente sur – suroeste tiene un incremento medio anual de 1,32 centímetros, unos 26 más en total en los últimos 20 años. En cambio, en el delta del Llobregat las tendencias más marcadas son con temporales de sur y sureste, con un incremento medio anual de 1,58 centímetros, lo que supone 30 más en 20 años.

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