Para muchos vecinos de los pueblos del Maresme interior, acceder en autobús a la estación de tren más cercana puede significar duplicar el tiempo de trayecto hasta Barcelona. Por este motivo, se desplazan en coche, como es también mi caso. Lo he hecho durante los últimos veinte años hasta el Pla de l’Avellà en Cabrera de Mar. Sin embargo, después de la pandemia, el ayuntamiento de Cabrera ha ido introduciendo cambios en el sistema de aparcamiento de esta zona que ahora impiden a los ciudadanos de municipios vecinos aparcar sin pagar la tasa de la zona azul (con un coste diario de 8 € según la ordenanza fiscal nº 55, ahora 3,18 €). La mayoría de calles han pasado a ser zona verde de uso exclusivo para residentes. Estos cambios ya me han costado dos sanciones. ¡Culpa mía por no haber estado suficientemente atento a las modificaciones en la señalización! Hay que decir, sin embargo, que en algunos casos la señalización incluye hasta cinco líneas de texto explicativo, lo cual las hace prácticamente ilegibles en circulación.
El Pla de l’Avellà presenta un tipo de casas grandes, a menudo aisladas. Prácticamente no hay comercios. Aparcar nunca ha sido un problema, salvo quizás en el periodo de verano, cuando la playa tiene gran afluencia. Si antes se podía aparcar bien, ahora el espacio reservado para aparcamiento está vacío. Para muchos usuarios del tren, este espacio funcionaba como aparcamiento disuasorio. Ahora, su función es la contraria: si disuade de algo, es de tomar el tren. Quizás sea una rabieta del alcalde porque Costas quiere cerrar el aparcamiento frente a la estación de Cabrera de Mar (hay que decir que es inundable tanto en caso de temporal como en lluvias fuertes). O quizá sea la manera que tiene el alcalde de revertir los números rojos que le dejó su antecesor, del mismo partido, a costa del bolsillo de los vecinos de los pueblos cercanos.
Las administraciones hablan maravillas del transporte público en relación con las mejoras en movilidad, salud y la necesidad de reducción de emisiones. Para lograr estos objetivos, es importante que todas las administraciones remen en la misma dirección. En Cabrera de Mar, sin embargo, lo hacen en la dirección contraria.
Roger Urgeles Esclasans