El Bajo Maresme no se piensa estar de brazos cruzados esperando y se anuncia un nuevo ciclo de movilizaciones para exigir con urgencia la famosa pacificación de la N-II. De este proyecto se ha dicho mucho, presentado menos y concretado sobre el territorio o con partida presupuestaria absolutamente nada. El pasado domingo, recuperando los cortes de circulación rodada festivos y lúdicos a la carretera a su paso por Vilassar de Mar, Premià de Mar y Masnou, empezó la temporada de presión. De presión social porque los gobiernos catalán y español muevan ficha.
Recupem el Baix Maresme es la entidad que catalitza la protesta y emitió un comunicado en el que propone pasar del dedo al hecho, de la teoría a la práctica, de las prometidas a las obras. "No podemos esperar más, hace falta que el proyecto definitivo se lleve a cabo de forma urgente y que la ciudadanía conozca el contenido y plazos de ejecución con transparencia".
Las escenas del corte festivo de la N-II fueron las habituales en estas convocatorias. Actividades cómo una bicicletada, bicicletas circulante, passejants recuperaron '' la vía y la llenaron de vida y movimiento. Los tres ayuntamientos apoyaban a la convocatoria y de hecho uno de los puntos que reclama el manifiesto de Recupem el Baix Maresme es que las convocatorias para estas "aperturas a las personas" vayan además.
Las exigencias
Recupem el Baix Maresme exige a la Generalitat que "desbloquee inmediatamente la partida de 40 millones de los presupuestos de 2022, que se consiguió con la presión social de las movilizaciones de 2020-21 y que se ejecute inmediatamente el Convenio entre Estado y Generalidad que desbloquea 384 millones en parte destinados a la pacificación de la N-II".
Igualmente presiona a la Generalitat porque "lleve a cabo sin más dilaciones la propuesta aprobada por el Parlamento el marzo de 2023, donde se pide priorizar la movilidad sostenible al Maresme y la presentación antes de tres meses, cosa que ya se está incumpliendo".