Capgròs
Cinco meses después de que la riada arrasara Valencia, las tareas de reconstrucción siguen siendo muchas en todos los ámbitos. En el ámbito cultural hay miles de documentos dañados por el agua y el barro que la Conselleria de Cultura de Valencia tiene en proceso de recuperación. Algunos se están saneando desde el pequeño taller de restauración de Berta Blasi, en Tiana. Se trata de planos parcelarios de registro de tierras arroceras de la primera mitad del siglo XX. La documentación del Sindicato Arrocero de Alfafar estaba en el archivo municipal de esta población de l'Horta Sud, donde el agua alcanzó casi los dos metros de altura. Blasi ha aplicado diferentes técnicas para recuperar la información y ya ha conseguido 'salvar' cinco de los 150 planos afectados.
Los planos ya recuperados en Tiana corresponden a la división de tierras de cultivo de arroz de Sagunto y Moncófar, al norte de Valencia, y de Sollana, al sur, a los pies de la Albufera. Se encontraban en unos armarios del archivo de Alfafar, uno de los municipios más afectados por el paso de la dana de finales de octubre. El agua y el barro alcanzaron 1,80 metros de altura y, cuando la riada drenó, todo quedó atascado durante unas tres semanas. El tiempo y la humedad propiciaron la aparición de hongos y toda la documentación quedó muy deteriorada, especialmente aquella que estaba suelta en cajas.
En total, los planos afectados del Sindicato Arrocero de Alfafar son unos 150 y se están recuperando con cuentagotas. Desde la Conselleria de Cultura de Valencia se enviaron cinco al taller de restauración de Berta Blasi, que se ofreció a colaborar con los afectados por la tragedia. "De momento solo hemos restaurado cinco para ver lo complicado que era recuperarlos, pero propondremos que nos envíen más", detalla Blasi, después de un mes de trabajo. Nada más recibir el encargo, lo primero que se hizo fue dejar ventilar la documentación y someterla a un proceso de desinfección para eliminar los hongos.
Después, detalla la restauradora, la adherencia del barro al papel ha sido lo que más ha complicado el trabajo. Los planos, hechos con papel entelado -pegado sobre una tela-, estaban doblados en seis fragmentos y la acumulación de barro los dejó completamente pegados, como un único bloque. "Algunos planos se despegaron mecánicamente con una espátula, pero en otros fue necesario aplicar humedad de nuevo, de manera controlada y localizada, en las zonas donde el barro estaba más adherido", relata Blasi durante una entrevista con la ACN en su taller.
Combinando diferentes técnicas
Al final, sin embargo, la diversidad de situaciones con las que se encontró el equipo de Blasi durante todo el proceso obligó a las restauradoras a combinar diferentes técnicas para poder salvaguardar la información de los planos. Desde trabajo en seco, con bisturí o espátulas de diferentes materiales. En uno de los casos, comenta Blasi, la situación era desesperante: "No había manera, el papel estaba muy debilitado y no podíamos seguir el mismo proceso". Finalmente, el plano se acabó desplegando "a la brava" y, una vez separado, se despegaron manualmente las zonas adheridas en el lado contrario del pliegue para volverlas a su sitio.
Con todo, la intervención ha acabado siendo "muy mínima" porque el objetivo era "la estabilización" de los documentos para poder digitalizarlos y garantizarles una vida más larga. "Los agujeros preexistentes no se han reintegrado y solo se ha realizado el tratamiento necesario que permite volver a consultarlos", relata la restauradora del Maresme.
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