La familia del soldado republicano Andreu Floras Floras no sabía prácticamente nada de él fines hace pocos años. Nació el 1908 en un pueblo almeriense, pero acabó haciendo vida a Arenys de Mar. Con su hijo Josep acabado de nacer, fue gritado a filas y su desaparición se convirtió uno tema tabú a la familia. Los últimos años, pero, los netos han liderado su investigación y ahora, 84 años después de su muerte, lo han podido encontrar gracias a una mo
stra de ADN que el padre dejó en el programa de identificación genética de la Generalitat. Floras cayó a la batalla del Ebro, el agosto de 1938, y estaba enterrado a la fosa del cortijo de Santa Magdalena, a Mora de Ebro. Este domingo lo trasladan al nicho familiar del cementerio de Arenys de Munt.
Final a un silencio de décadas
El interés de la segunda generación de la familia Floras se despertó en 2009, a raíz de un homenaje que el Ayuntamiento de Arenys de Munt hizo a los caídos en el 70è cumpleaños del fin de la guerra. Los Floras de Arenys estuvieron invitados ante la posibilidad que la Andreu Floras Floras fuera familiar suyo. Después de décadas de silencio en el sí de la familia, aquel acto sirvió porque los netos del soldado empezaran a indagar. Al archivo de Arenys de Munt enseguida pudieron confirmar que aquel hombre era su abuelo, gracias a un expediente de huérfanos de guerra que la abuela había pedido para su hijo, en 1944.
En aquel expediente dan también con una segunda pista clave para seguir con la busca. Andreu Floras Floras murió a la batalla del Ebro, según refleja la documentación a partir del testigo de dos hombres del mismo pelotón. El 2010 los netos ya deciden inscribirlo al censo de personas desaparecidas de la Generalitat para mirar de recopilar más información.
Foto familiar de Andreu Floras
La clave, la muestra de ADN
El paso definitivo, pero, llegó el 2016, cuando el hijo de Andreu Floras, en Josep –murió el 2018–, acabó accediendo a dar una muestra de ADN al programa de identificación genética de la Generalitat, al hospital de Valle de Hebron. La llamada que esperaba la familia acabó llegando el 31 de enero de este año, seis años después. Lo habían encontrado a Mora de Ebro.
La fosa de Santa Magdalena es la más grande abierta nunca a Cataluña. Se ha recuperado 177 cuerpos, pero ninguno de ellos había sido identificado. La fosa estaba asociada en un hospital de campaña del ejército republicano y, además de los cuerpos, se encuentra también un libreto con anotaciones de uno de los médicos que trabajó, Miquel Graso, que hace nuevas revelaciones.
Según relata la libreta del doctor Graso, Andreu Floras recibió un rasgo al cabo y murió después de ser intervenido en el hospital de campaña. Era el 18 de agosto de 1938. "Por nosotros se rescatarlo del olvido. Llevaba más de 80 años enterrado en una fosa de cualquier manera", celebra ahora una de las netas, Jèssica Floras.
Reconstruir la vida
Con el regreso del cuerpo a casa, pero, el trabajo de la familia no se acaba. Del abuelo saben muy poca cosa. Era enguixador y murió a la guerra, pero no saben nada de su pasado a Cuevas del Almanzora, el pueblo almeriense donde nació, ni tampoco cómo y porque llegó a Cataluña. "Ahora tenemos curiosidad para saber quién era", confiesa la neta.
La familia explica que seguirá revolviendo en los archivos de Arenys de Mar, de Arenys de Munt y de Canet de Mar, donde saben que hizo vida, y se plantean también viajar algún día a Almería para seguir rascant en el pasado del abuelo Floras. "Queremos saber quién somos y de donde venimos" explica Jèssica Floras.
Más allá de la curiosidad personal, pero, la familia se plantea esta investigación y la recuperación del cuerpo del abuelo cómo un acto de "dignidad" por todos los republicanos que lucharon por unos "ideales dignos". Es, dice Jèssica Floras, una "cuestión de justicia". Además, la familia consigue "cerrar el luto" y "dignificar" la figura del abuelo que nunca conocieron.