Familiares de soldados republicanos y autoridades se reunieron el viernes 29 de julio a Móra d'Ebre (Ribera de Ebro) con la voluntad de dignificar el espacio del Cortijo de Santa Magdalena, donde se encuentra la fosa común más grande de Cataluña. Allí se enterraron 177 soldados, de los cuales solo se han podido identificar dos. La familia de Andreu Floras Floras, uno de estos combatientes proveniente de Arenys de Munt, ha visitado por primera vez la tumba donde se encontraron sus restos. La finca, de titularidad privada, incorpora dos plafones informativos contextualizan el horror de la Guerra Civil. El siguiente objetivo del Gobierno y el Ayuntamiento de Móra d'Ebre es adecuar el cortijo de Santa Magdalena, que fue hospital de campaña durante la Batalla del Ebro.
El que había sido un antiguo herbazal, ahora se visibilitza cómo un espacio de memoria de la Guerra Civil y se incorpora en la Red de Espacios de Memoria de la Generalitat de Cataluña. La intervención al Cortijo de Santa Magdalena, la fosa más grande de Cataluña localizada y abierta hasta ahora, se inició el 14 de diciembre de 2020 y finalizó el 5 de julio de 2021.
En este lugar se enterraron cerca de 200 soldados repartidos en una sexagésima de tumbas. Los combatientes, del bando republicano, perdieron la vida durante la Batalla del Ebro y pasaron sus últimos días al hospital de campaña del Cortijo de Santa Magdalena, próximo al frente bélico. La libreta del doctor Graso, encuentro en este equipamiento, fue clave a la hora de contextualizar cómo se vivieron aquellas jornadas.

Plafones informativos a la finca
De todas las víctimas, solo se han podido posar nombre y apellido a dos a través del programa de identificación genética. Se trata de Andreu Floras y de Josep Aubeso. Aquel viernes, la familia Floras pudo localizar y visitar por primera vez la tumba donde lo enterraron. Su neta, que ha intervenido de forma espontánea en el acto, ha leído un texto emotivo sobre el hallazgo de su abuelo, que ha permitido que la familia "cerrara el luto". En el texto, Jèssica Floras ha recordado el momento en que se los informó que se había localizado e identificado el cuerpo de un abuelo que nunca llegaron a conocer.
Acompañada de dos arqueólogos, la familia ha podido visualizar el punto exacto donde se encontró el cuerpo del abuelo, en una tumba compartida con tres cuerpos más. Los familiares se han interesado por la causa de la muerte, que todo apunta que podría haber sido por el impacto de metralla y las complicaciones de una operación de urgencia.

Las tumbas de la fosa común
Una finca privada convertida en un espacio de memoria
La finca, de titularidad privada, se encuentra en unos tres kilómetros de la carretera principal que conecta con Móra d'Ebre. Para acceder, es necesario pasar por un camino rural que a día de hoy, no tiene una señalización específica. De hecho, esta es una de las próximas actuaciones planteadas para adecuar la zona, a pesar de que de momento, no cuenta con calendario ni presupuesto para llevarse a cabo. El mismo pasa con el edificio en estado ruinós del Cortijo de Santa Magdalena.
El banco de datos, primordial para nuevas identificaciones
Actualmente, los restos exhumados de los 175 soldados sin identidad se encuentran a la Universitat Autònoma de Barcelona después de ser estudiadas y están pendientes de ser devueltas al cementerio de Móra d'Ebre. Se quedarán hasta que haya nuevas coincidencias genéticas. La consejera de Justicia, Lourdes Ciuró, ha hecho un llamamiento a la ciudadanía para aportar muestras genéticas que permitan identificar los restos que se van recuperando. "Es un trabajo de un gran impacto emocional cada vez que podemos anunciar a una familia que hemos localizado su familiar", ha señalado.
Por otro lado, Ciuró ha remarcado la importancia de trasladar la memoria histórica a los más jóvenes. "Tenemos la responsabilidad de hacer difusión porque las generaciones que nos seguirán tienen que conocer el que pasó. El conocimiento es una garantía de no repetición", ha subrayado.
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