90 años de la Segunda República. Fotos: archivo/cedidas
90 años de la Segunda República. Fotos: archivo/cedidas

90 años de la proclamación de la Segunda República: así se vivió a Mataró

Este miércoles, 14 de abril, se cumplen nueve décadas de uno de los momentos más destacados del siglo XX al Estado. Rememoramos como fueron aquellos días en la capital del Maresme

Este miércoles, 14 de abril se cumplen noventa años de la proclamación de la Segunda República Española. Una efeméride importante en nuestra historia que, como es lógico, también se vivió de forma particular a Mataró. Nos proponemos relatar qué pasó durante aquellos días en nuestra ciudad en este reportaje.

Cómo es sabido, el 12 de abril tuvieron lugar unas trascendentales elecciones municipales en toda España, planteadas como un plebiscito a la monarquía de Alfonso XIII, unos comicios que las fuerzas republicanas ganaron a 43 de las 52 capitales de provincia. Las primeras localidades a proclamar la República fueron Eibar (Guipúzcoa), Sahagún (León) y Jaca (Huesca). La bandera tricolor se izó en la ciudad vasca a las seis y media de la mañana del martes día 14, y muchas localidades de todo España siguieron su ejemplo, como por ejemplo València, Barcelona (Francesc Macià proclamó en la plaza de San Jaime la República Catalana como sido integrando de la Federación Ibérica) o Madrid, que también proclamaron la República. El rey huyó en Francia aquel mismo día sin abdicar formalmente. El reinado de Alfonso XIII, bisabuelo del actual monarca, pasó a la historia por el Desastre de Annual, las turbulencias políticas y sociales, la dictadura de Primo de Rivera, su dura represión y, a nivel personal, por sus negocios privados y la corrupción, algo que parece inherente a la dinastía borbónica. Cómo dijo Valle-Inclán, "los españoles han echado al último Borbón no miedo Rey, sino miedo ladrón".

Pero que pasó a Mataró? Cómo se explica al libro de Marta Manté "La problemática de la Segunda República a través del estudio de una situación concreta: el Mataró de los años treinta", ganador del Premio Iluro de 1975, a nuestra ciudad las elecciones municipales del 12 de abril las ganó la coalición Republicano-Socialista, formada por el Centro Republicano Federal (adherido a Esquerra Republicana de Cataluña), Acción Catalana Republicana y la Agrupación Socialista de Mataró (adherida al PSOE). La otra coalición que se presentó, la llamada candidatura Administrativa, estaba formada por sectores conservadores de la ciudad, incluyendo personalidades que habían formado parte del Ayuntamiento durante la dictadura. Según los datos publicados al Diario de Mataró el 13 de abril, la coalición Republicano-Socialista consiguió la victoria a los cinco distritos de la ciudad, con un total de 3.193 votos (65,94%) frente a la candidatura Administrativa, que obtuvo 1.602 votos (33,08%).

En su trabajo "La Segunda República a Mataró. Del entusiasmo a las dificultades", publicado a las Hojas del Museo Archivo de Santa Maria, la misma Mantiene explica que, de los 26 escaños a cubrir, 17 fueran para los miembros de la coalición Republicano-Socialista (de 16 secciones electorales, ganaron a 15): Francesc Rosetti, Jaume Recoder, Joan Julià, Daniel Barberà, Josep Majó, Agustí Montaner, Josep Rabart, Artur Puigvert, Josep Abril, Jaume Llavina, Jaume Comas, Pere Torres, Ramon Cantó, Josep Esperalba, Francesc Anglas, Joan Cabanyes y Vicenç Esteve. Los 9 escaños restantes fueron para la candidatura Administrativa: Joan Masriera, Josep Recoder, Francesc Biayna, Joaquim Sans, Josep Puig, Antoni Vinardell, Josep Maria Fradera, Joan Novellas y Josep Monserrat.

El papel de la CNT, sindicato hegemónico en aquellos tiempos, fue fundamental en la victoria republicana. A pesar de que los anarquistas no pidieron explícitamente el voto para la coalición Republicano-Socialista, dieron libertad de voto a sus afiliados, que votaron en masa por esta candidatura. Pero el apoyo a la República por parte de la CNT era meramente táctico, pues se consideraba una forma de gobierno que los permitiría mayor libertad de acción, pero no dejaba de ser una forma de Estado. En un mitin que tuvo lugar el día 15 en la plaza de Santa Anna, con la participación de los líderes anarquistas Bellavista, Peiró, Molist y Mascaró, se dejó claro que el cambio suponía solo un nuevo episodio, pues el ideal anarquista era otro. El acto acabó con gritos de "Viva la Revolución Social!".

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Bandera republicana gigante colgada este 14 de abril a Can Xammar

Volviendo a la jornada del día 14, los regidores republicanos, acompañados de una importante demasiado de gente, se dirigieron al Ayuntamiento. Allá recibieron por parte del alcalde saliente, Enric Arañó, el traspaso de poderes, y se izaron las banderas española tricolor y la catalana. Cómo relata Marfà a su trabajo "La proclamación de la República Catalana a Mataró", publicado el 1981 en las Hojas del Museo Archivo de Santa Maria, los regidores se dirigieron al público asistente recomendando "cordura y cordura" e invitando los obreros a participar de la alegría de la fiesta, pidiéndolos que "con el mayor orden abandonaran el trabajo". Habló en primer lugar el doctor Viladevall, que informó el público asistente de la proclamación de la República a Barcelona, y después tomaron la palabra los señores Recoder y Abril, este último rogando en el pueblo "dar muestras de cordura y capacidad para sostener la República". Mientras los nuevos regidores tomaban posesión de sus cargos, se tiró por el balcón un busto del rey Alfonso XIII, todo ello recibido por fuertes aplausos de la gente que se concentró a las puertas del Ayuntamiento. A continuación, se constituyó un Comité Revolucionario que intervino inmediatamente las comunicaciones postales, telefónicas y telegráficas y organizó destacamentos que fueron a proclamar la República a las localidades vecinas, más indecisas que la capital maresmenca. Según algunos testigos, aquella tarde el balcón del Ayuntamiento de Mataró continuó albergando discursos de políticos y autoridades, incluso de un capitán del regimiento de artillería de la ciudad, que informó de la proclamación del presidente Macià y que el ejército se posaba junto al pueblo. Y todo esto mientras en la calle la banda municipal tocó los Segadores, la Marsellesa e incluso la Internacional.

Explica F. J. Romano en "Mi recuerdo del 14 de abril de 1931" (Hojas del Museo Archivo de Santa Maria) que "serían poco más de las cinco de la tarde de aquel día, cuando (...) sentimos (...) fuertes aplausos, gritos y vivas, que procedían del lado de la Riera. Cómo sea que a primeras horas de la tarde se había dado por la radio la información del acto de proclamación por Francesc Macià, de la República Catalana desde el balcón del Palau de la Generalitat, pensamos enseguida que se podía tratar de la celebración de un acto similar hecho desde el balcón del Ayuntamiento mataroní (...) vimos que a la Riera, en el trozo que se podía divisar desde donde nos encontrábamos, había bastante de gente mirando de cara en el edificio de la Casa la Ciudad, aplaudiendo y donante vivas (...) fui, junto con uno o dos otros compañeros, hasta la esquina de la calle de en Palau con la Riera. Desde frente a la confitería que entonces había en dicha esquina (...) contemplé que uno de los que estaban a la balconada del Ayuntamiento hacía gestos como queriendo calmar el numeroso grupo que había debajo, que parece que reclamaba algo. Se pudo sentir que se trataba de un cuadro que presidía el Salón de Sesiones, obra del pintor Cusachs, con la efigie de la Reina Regente y el suyo entonces pequeño hijo, Alfonso XIII, y que desde arriba se decía que se llevaría al Museo Municipal. Pero la gente iba gritando. Al jefe de pocos momentos vi como, desde la balconada, "caía" un busto del rey Alfonso XIII, que parece que presidía el salón de la alcaldía, y como que era de tiza o pasta de madera, aunque parecía de bronce, quedó desmenuzado por la gente al llegar abajo".

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Carta de Josep Abril al Presidente. Font: Marta Manté

 

En Terri (Lluís Terricabres), en otro valioso testigo publicado también a las Hojas del Museo Archivo de Santa Maria ("Evocando el 14 de abril, día del advenimiento de la República"), explicaba que "los más viejos, casi todos, eran republicanos; otros no lo sabían muy bien y algunos, los más de misa, recuerdo que eran monárquicos, de los del Rey. Estos veían que todo se iba a hacer puñetas y sin el Rey creían que no habría trabajo, ni justicia, ni nada. Los de la república, a la inversa, veían que empezaba la nueva albada, la libertad, todo aquello que hacía tantos años que habían perdido y que esperaban, porque lo deseaban, volver a tenerlo (...). Todo el mundo iba decidido hacia la Rambla (...) nos arrebataron por los alrededores de la clínica, porque iban muy deprisa, dos hombres altos, eran fontaneros y llevaban la clásica americana azul sin "hombreres" que caía como un saco; nos giramos porque oírem que cantaban "La Marsellesa" (la canción era nueva para mí) (...) la Rambla parecía un día de fiesta, toda la acera era llena hasta la calle, no podían pasar los coches, los pocos que había. De repente te topabas con un grupo, con uno que hablaba, era cómo si hiciera un pequeño mitin, pero nosotros íbamos corriendo hacia la plaza de Santa Anna donde se veía una bandera republicana muy gorda, y también se veían hombres que se abrazaban, hasta algunos a quienes caían las lágrimas. Las escenas eran de todo tipo, veías personas que llevaban pequeñas banderas de las bicolor con una franja morada cosida sobre la banda roja, otros que se veían viejas de haberse guardado años, también salían muchas de catalanas (...) nos dijeron que en el Ayuntamiento había el acto oficial y que habían echado el busto del Rey descalabro, que estaba todo lleno y que era muy emocionante. habríamos corrido si no fuera que por la Riera no se podía pasar, todo Mataró iba hacia el Ayuntamiento. Nosotros, más jóvenes, más chismosos y más desvergonzados nos abrimos . Al llegar hablaba no recuerdo quién y ligeramente recuerdo que pedía orden, sobre todo hacerlo todo con orden (...) nuestro pueblo, este trozo de suelo lleno de Mediterráneo, llegaría a ser reconocido como pequeña nación dentro del estado español y sus hombres sentirían el gozo de estar inmergidos en un estado federal (...) Pero al 14 de abril le llegó el atardecer y, más tarde, la noche cayó como un manto de plata encima la playa, sobre la ciudad, el mar y las montañas y nuestro pueblo, Mataró, acababa de vivir un día inolvidable".

Explica Margarida Colomer a la biografía "Josep Abril. Alcalde de Mataró fusilado por el franquismo", que los elegidos por la Coalición Administrativa no asistieron a la constitución del Ayuntamiento provisional porque sabían que los sectores socialistas y obreros no los aceptaban. Al ya citado libro de Marta Manté se recoge que aquel 15 de abril, el alcalde de Mataró, Josep Abril (miembro de ERC que el 1939 sería fusilado por los fascistas) envió un comunicado al Presidente del Gobierno provisional que decía el siguiente: "Tengo el honor de enterar a V. E. que en esa población fue ayer tarde proclamada la República de Cataluña con todo entusiasmo y sin el menor incidente desagradable enarbolant-se la bandera de la República y de Cataluña. Por la noche se reunieron los Regidores electos de la Coalición Republicano-Socialista, en sesión extraordinaria de Ayuntamiento, eligiéndose Alcalde interino a en Josep Abril Argemí, 1.º Teniente de Alcalde a en Joaquim Cabañes Barba, 2.º Teniente en Jaume Comas Yo, 3.º Teniente en Jaume Recoder Esquerra, 4.º Teniente en Francesc Rosetti Sánchez y 5.º Teniente en Francisco Anglas Sarlat, que han constituido el Comité provisional Republicano de esta ciudad". No fue fácil el funcionamiento del nuevo gobierno municipal durante los meses siguientes, como no fue tranquila la etapa republicana a nuestra ciudad ni al resto del país. Esto, pero, lo dejamos para otro reportaje. Si se quiere ampliar información, se muy recomendable leer los citados libros de Marta Manté y Margarida Colomer.

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Día de la proclamación de la República a Mataró. Lanzamiento del busto del Rey Alfonso XIII desde el Balcón

Para ir concluyente, hay que recordar que aquel 14 de abril de hace noventa años, la República fue especialmente acogida con entusiasmo y alegría por las clases populares, principalmente por las izquierdas y el movimiento obrero, que fueron los principales protagonistas al hacerla posible. Las derechas, también las derechas catalanistas como la Liga Regionalista, se mostraron contrarias al advenimiento republicano, y a pesar de que durante los años de vida de la Segunda República se adaptaron al sistema, como suelen hacer habitualmente las derechas en cualquier circunstancia y régimen, el 1936 apoyaron al golpe de estado fascista. Hoy, escuchamos con perplejidad como los herederos políticos de aquellas derechas hablan de República y sus valores sin ruborizarse, vaciando de contenido este significante. Por eso hay que seguir explicándolos y difundiéndolos con honestidad y rigor, porque corremos el riesgo que, como ha pasado con tantas otras palabras, estas queden desvirtuadas por el interés de determinados partidos y dirigentes políticos que únicamente buscan conservar el poder que han ostentado tradicionalmente, ellos y sus familias, también a riesgo de dividir la sociedad y en particular las clases populares. Porque hablar de República significa, entre otras muchas cosas, defender con fraternidad aquello público, aquello que nos une y que tenemos que cuidar, y como estamos viendo en esta dura pandemia que nos está tocando vivir, las instituciones públicas son imprescindibles y especialmente necesarias para la gente común. Por eso hay que defenderlas con determinación, porque ya han estado basta deterioradas en los últimos años, y en ningún caso aceptar su sustitución por entidades privadas sin legitimidad ni control democrático. Por eso, más tarde que temprano, aquellas organizaciones que defienden sinceramente los valores republicanos están destinadas a entenderse, desde su pluralidad, y construir un proyecto de país huyendo de sectarismos, identitarismes fanáticos, y posando las instituciones al servicio de la ciudadanía para transformar la sociedad, no para hacer de aparato propagandístico de un proyecto fracasado que pretende instalar media sociedad en una realidad paralela que no existe. Nos jugamos demasiado, más encara ante la reconstrucción que habrá que afrontar y el auge de la extrema derecha en todo el mundo, también a nuestro país.

Aquel 14 de abril de hace noventa años se abrían los valores de libertad, igualdad y fraternidad, el reconocimiento de los derechos sindicales, la separación entre Iglesia y Estado, la apuesta decidida por la educación pública y laica, el derecho a voto de las mujeres, la reforma agraria o la aprobación de los estatutos de autonomía. Se inauguraba una nueva y esperanzadora etapa que, desgraciadamente, fue interrumpida ignominiosamente por el fascismo, con el golpe de estado del 18 de julio de 1936. Casi cuatro décadas de dictadura y durísima represión condicionarían la vida de todos los españoles y españolas, pero particularmente de aquellas personas que se implicaron en la lucha antifranquista y se jugaron la vida y la libertad, con especial protagonismo de las izquierdas, como siempre. Mientras tanto, otros, se adaptaron al régimen dictatorial y sacaron provecho, también a Mataró.

En nuestra ciudad, pero, a pesar de que no hace muchos años éramos muy pocas personas las que participábamos en actas de conmemoración de la proclamación de la República, en los últimos tiempos los que se organizan son afortunadamente fuerza participados. En este sentido, hay que agradecer el trabajo del Grupo de Investigación de la Memoria Histórica de Mataró, que año tras año organiza diferentes actividades para recordar aquel 14 de abril de 1931, junto con varias entidades, sindicatos y partidos de izquierdas de la ciudad, con un espíritu unitario entre las fuerzas progresistas que habría que seguir cuidando. Porque ahora, noventa años después, seguramente la Tercera República no la tenemos cerca, pero como decía Miquel Martí i Pol, "todo está para hacer y todo es posible". Por todo esto, también a Mataró, gritamos bien fuerte "Viva la República!".

 

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