Las ocupaciones generan polémica

Anuario 2020: lecciones de la falta de vivienda

2020 ha visto el repunte tanto de las desigualdades sociales en el acceso a la vivienda como el problema de las ocupaciones conflictivas

Justo en el año en que por prescripción pandémica se decretó que todo el mundo se cerrara en casa, se posó de manifiesto o se subrayó el problema que supone que tanta gente no tenga, de casa o lugar para vivir. Las desigualdades sociales, con cada vez más personas en riesgo de exclusión o dependiendo del tercer sector y de ayudas sociales hacen una pinza muy agresiva con la evolución del mercado inmobiliario de los últimos años: precios de alquiler que no paran de subir, guapa de política pública de promoción y alcance muy exiguo del parque de vivienda para alquiler.

En Mataró hay centenares de pisos vacíos y gente sin hogar

El componente de crisis económica asociado al estallido pandemia ha hecho todavía más cruda una realidad que ya existía y que se ha manifestado con nuevas expresiones, desde un aumento del fenómeno de las ocupaciones problemáticas, un crecimiento de desahucios o la evidencia que la práctica mayoría de las nuevas promociones son de vivienda de alto nivel, inabarcable por la mayoría de bolsillos mataronines.

Mataró sigue contando con centenares y centenares de pisos vacíos, muchos de ellos propiedad de fondo de inversión, entidades bancarias o carteras de activos tóxicos. Cualquier aspiración a blindar la función social de la vivienda por encima de su valor de mercado o especulativo suena entre impotente y soñador y la problemática habitacional se hace más y más evidente. Son tendencias generales que en Mataró, con los problemas singulares que presenta la ciudad, se agravan.


1. Falta vivienda pública

Desde el Ayuntamiento se hace el que se puede, con inicios de vías que podrían llegar a ser reparadoras como han sido los primeros expedientes a entidades bancarias por no mantener en condiciones algunos de sus inmuebles o el estreno de los primeros pisos dentro del programa Alquilamos! Yes We Rent. Con este se incentiva el alquiler asequible con un programa de ayudas a la rehabilitación que pretende movilizar para sacar al mercado pisos que no estaban y que salen por cerca de 400 euros mensuales. El alcance de este programa, pero, es limitado numéricamente y de capacidad mientras entidades como la PACC denuncian que falta ambición y valentía en la política de vivienda a todos los niveles.



2. Las ocupaciones generan conflictividad

El alcance del fenómeno de las ocupaciones de pisos en la ciudad es bastante incalculable. No hay datos facilitados a tal efecto sino solo el recuento que la unidad especializada de la Policía Local tiene y que solo en la primera mitad del año había igualado las cifras de todo el anterior. Coincidiendo con el desconfinament hubo un rebrote de ocupaciones conflictivas, con alta incidencia en zonas como Cerdanyola o Rocafonda. Especialmente paradigmático era el caso de la ocupación de todo un edificio en la calle Jaime I que fue finalmente desalojado de la única manera que se puede proceder desde el Ayuntamiento: cuando se detectan deficiencias estructurales peligrosas. Las ocupaciones conflictivas, es una evidencia, han engordado la sensación de inseguridad.



3. Un problema de derechos y pobreza

Los problemas de acceso a la vivienda no dejan de ser una capa más que denota problemáticas y desigualdades sociales. En Mataró mucha gente tiene problemas de acceso a un techo precisamente porque indicadores económicos como el PIB per cápita o la tasa de paro revelan que hay un problema estrctural de pobreza. También en relación a la vivienda ha sido un año de protestas como las del acceso al padrón para las personas sin domicilio fijo, que entidades como Dignidad Migrante reclamaban con diferentes movilizaciones y el Ayuntamiento aseguraba que no podía resolver. Al fin y al cabo el difícil acceso a un hogar es un problema de derechos y pobreza.