La finca de Can Fugarolas está a subasta pero hasta de aquí unos días no se sabrá si tiene un nuevo propietario. La Federación de colectivos que comparten espacio y proyecto cultural al barrio de La Habana (taller de reparaciones culturales, sociales y sostenibles, se definen) intenta frenar el proceso esgrimiendo que son inquilinos con contrato en vigor hasta el 2026. Los juega en contra, pero, dos cosas: el una, que el cambio de propiedad será, sea ahora por este procedimiento o más adelante por una oferta inferior a la tassació de 16 millones. El otra, el planeamiento vigente por este sector urbanístico. El Plan General urbanístico de Mataró modificado prevé tres edificios de viviendas, una plaza y un aparcamiento sepultado.
El Pleno Municipal del Ayuntamiento de Mataró aprobó el 2007 la modificación del Plan General para la isla formada por las calles de Palomo, Toló, Floridablanca y Camino real donde se encuentra la finca de Can Fugarolas. Es un planeamiento en firme, validado el 2008 por la Generalitat de Cataluña, que se propone transformar los antiguos suelos industriales en residencial y bajos terciarios. Es un sector a desarrollar por iniciativa privada, por el que PUMSA o el Ayuntamiento no intervienen en la gestión.
La transformación urbanística prevista en este ámbito contempla la construcción de dos edificios de viviendas, un edificio de vivienda pública protegida, una plaza pública, y un aparcamiento al subsuelo público. El ámbito afectado ocupa una superficie de 5.143 m2 entre los que hay que contar el actual Can Fugarolas con los suyos cerca de 4.000. En esta misma pastilla urbanística hay al número 93-97 del Camino real 'antigua Fábrica Martorell Alcalde y Cia, una construcción de mediados del siglo XIX, con fachada de estilo neoclásico catalogada y protegida por el Plan Especial del Patrimonio Arquitectónico de la ciudad. El planeamiento prevé mantener el inmueble catalogado y ubicar un equipamiento de barrio.
Qué prevé el planeamiento, a Can Fugarolas?
El planeamiento, pues, concentra el resto de la edificación residencial en dos bloques alineados a las calles de Colón y Toló, de 4 plantas y ático reculado respecto a la fachada. Las plantas bajas de los edificios se destinarán en un 50 % a viviendas y en 50 % a comercio. El techo residencial reservado al ámbito es el mismo que ya prevé actualmente el Plan General, 8.154 m2 en total (6.509 m2 al ámbito del antiguo sector y 1.645 a la finca del Camino real), de forma que como máximo se construirán 70 viviendas. 48 de ellos serán de renta libre, 7 de precio concertado (10 %) y 15 viviendas de protección oficial (20 %).
El interior de la isla se destina en plaza pública, que será accesible desde las calles de Cristòfor Palomo y de Toló, y también desde el Camino real, atravesando los bajos del edificio. El subsuelo público del ámbito se destina a aparcamiento, con capacidad para aproximadamente 146 coches y 23 motos.
El interés inmobiliario es evidente
La Federación de Can Fugarolas, mantiene un contrato de masoveria urbana con el propietario de la finca (es decir, mantienen de mutuo propio el espacio, costejant-ne el mantenimiento a cambio de no pagar alquiler) pero sea por subasta o en una posterior operación de embargo donde entrari la Sareb (a cambio de la deuda) el espacio puede cambiar de manso. Conociendo el planeamiento urbanístico de la ciudad, que es vigente, y el interés que suscitan espacios cómo la antigua Praderas o de otras en plena fachada marítima, es de esperar que algún operador privado tenga en mente la adquisición del espacio y el desarrollo del sector según el planeamiento. Solo un cambio de usos, rehaciendo un planeamiento que el Ayuntamiento pactó con la propiedad del sector, podría desincentivar la operación urbanística prevista hace 14 años y que de realizarse supondría el fin de Can Fugarolas como realidad cultural de ciudad y de barrio.
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