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V. B.

Defienden que hay que rehacer de nuevo los esgrafiados de la casa Coll y Regàs

El arquitecto responsable del proyecto responde a las críticas diciendo que el estado de conservación de la fachada no deja alternativa

El proceso para rehabilitar la fachada principal de la casa Coll y Regàs ha generado una cierta controversia después de que la semana pasada varias personas emplearan las redes socils para poner en entredicho la idoneidad de la técnica empleada. En varios mensajes se criticaba que se esté repicando el esgrafiado original del edificio obra de Puig y Cadafalch. Hacerlo de nuevo calcando el original, en definitiva, en ninguna parte de restaurar el existente. El arquitecto responsable del proyecto defiende, pero, que el sido "muy malogrado" de la fachada comporta que esta sea la única manera viable de hacerlo.

El proyecto de de Cuello y Hojarasca Arquitectas, firma encargada de la rehabilitación, consiste al calcar los esgrafiados existentes de la fachada, dibujarlos de nuevo en base al modelo antiguo, y perforarlos para proceder al etergit (la técnica artística para darlos color). Además, se tiene que repicar todo el estucado de la fachada. Todo ello queda detallado en la memoria del proyecto, validada por las comisiones de Patrimonio tanto del Ayuntamiento como de la Generalitat.

"No hagamos nada a escondidas, está todo documentado y validado" defiende el arquitecto Joan Fèlix Martínez, que lidera el proyecto. Según Martínez, no queda otra alternativa que este procedimiento, ante el sido malogrado de la façan del inmueble. "Han pasado muchos años sin hacer tareas de conservación y el estucado ha quedado muy echado a perder, sobre todo debido a las humedades", constata el arquitecto. Ante esto, voz imposible mantener los esgrafiados y estucado originales. "No puedo rehabilitar elementos como estos cuando se están cayendo", detalla.

Martínez defiende que este tipo de procedimientos ya se han tenido que aplicar en la rehabilitacó de fachadas de edificios tan emblemáticos y del mismo arquitecto como la Casa Almendro de Barcelona.  "Soy mataroní, y por lo tanto soy el primero que no quiero hacer mal las cosas, y menos en una fachada tan especial y emblemática como esta", reitera el arquitecto.