Este martes día 24 de mayo se cumple un año de la sorpresiva victoria del PSC, con David Boto al frente, a las elecciones municipales de Mataró. Los 12 primeros meses de gobierno del alcalde más joven de la historia de Mataró han sido bastante más tranquilos del que se podría esperar de un equipo de gobierno inexperto, con una coalición inédita y en minoría como la sociovergència y en el consistorio más fragmentado de las grandes ciudades catalanas. Boto y su equipo, pero todavía no han sabido visualizar cuál es su proyecto de futuro para una ciudad con muchos retos pendientes de resolver. Estas son las claves del primer año de mandato.
La victoria de los números. Una coalición sin mayoría absoluta (PSC y CiU suman 11 de los 27 regidores del Ayuntamiento) parece demasiado inestable, pero el ejecutivo lo ha resuelto con menos problemas de los previstos. Ha convencido gran parte de la oposición para salir adelante las Ordenanzas, a pesar de que la subida del IBI lo habría podido empujar a tumbarlas; y el presupuesto, el primero que se aprueba por Pleno en cuatro años. El estrecho margen de maniobra municipal por el estado de sus finanzas ha dejado el resto de grupos sin argumentos para oponerse a unas cuentas que más bien son neutras y de circunstancias a pesar de tener más capacidad de inversión.
Inexpertos pero especialistas. Ni Boto ni ninguno de sus compañeros de lista del PSC habían sido nunca regidores. Pero la absoluta carencia de experiencia en política municipal se ha visto compensada por una cierta imagen de eficiencia, fruto de haber puesto al frente de las diferentes áreas regidores especialistas en la materia (el gestor hospitalario Joan Vinzo a Salud, el profesor Miquel Àngel Vadell en Educación, la abogada Núria Moreno a Vía Pública). En cuanto al propio Boto, un año después todavía se lo ve novel en su presencia en actos públicos, donde sigue transmitiendo una cierta inseguridad y problemas en la oratoria, que compensa con la comodidad y naturaleza que muestra en las distancias más cortas.
El socio, bajo control. La convivencia en el gobierno entre dos fuerzas que durante toda la etapa democrática han sido las grandes rivales en el Ayuntamiento generaba dudas. 12 meses después se puede aseverar que ha sido basta plácida, especialmente para el PSC. La única gran crisis de pareja -el relevo de Miquel Rey al frente del TecnoCampus- se ha resuelto a favor de los socialistas, que han conseguido algo más importante: ser mucho más visibles en el gobierno que un socio que se ha quedado con concejalías de menos pes y que, después de la inesperada derrota electoral, está políticamente muy apagado. Pero la placidez se ve amenazada por nubes negras al horizonte: la cuestión nacional, el futuro de la Fiesta al Cielo o el camino que tiene que emprender el TecnoCampus.
La oposición, hacia la izquierda. La fortaleza de un gobierno en minoría se mide en la capacidad de la oposición de unirse para tumbarlo. La fragmentación del Ayuntamiento surgido hace un año, con nuevo grupos de todos los colores políticos, ha facilitado la vida en este sentido al gobierno sociovergent. Pero sí que se ha visualizado un frente de izquierdas, con ERC, VOLEMataró, CUP e ICV-EUiA unidos en contra de la Fiesta al Cielo y en ámbitos como la educación o el transporte público. Un frente a leer en clave de futuro: de aquí a tres años pueden aspirar al 'sorpasso' electoral si algunas de estas fuerzas se presentan unidas.
Muchos frentes abiertos con la Generalitat. Gran parte del futuro de la ciudad parece depender de la Generalitat, con quien el gobierno mantiene múltiples batallas. La principal, en el ámbito de salud, con la situación del Hospital y el futuro del Sociosanitario al aire. Pero también en materia de seguridad, después de exigir más Mozos a Interior para hacer frente al aumento de delitos; y en el educativo, donde nadie sabe como se resolverá la necesidad urgente de más plazas de secundaria. Demasiados frentes abiertos?
Y el proyecto de futuro? Un año después de ganar las elecciones, todavía no sabemos cuál es el proyecto de Bote y su equipo para el futuro de la ciudad. El gobierno se mantiene en fase de diagnóstico, "ordenando" y "identificando las oportunidades" que tiene Mataró para articular un objetivo de futuro que le permitan reavivar la economía, situarse en el mapa y hacer frente a los graves problemas de paro, pobreza y cohesión social que sufre. Deberes que Boto quizás ya tendría que haber resuelto, como base del proyecto que tenía que sostener su candidatura a la alcaldía. De momento, pero, el que han denominado "Pla Mataró 2022" no es nada más que un título y unos papeles preliminares.

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Las claves
- Consigue gobernar con cierta estabilidad a pesar de hacerlo en minoría y en un consistorio hiperfragmentat
- El PSC se muestra como el socio dominante en la coalición, con CiU menos visible y más apagada políticamente
- El futuro de la Fiesta al Cielo y del TecnoCampus y la cuestión nacional, nubes de tormenta en la relación entre los dos socios de gobierno
- La aprobación de las ordenanzas y del presupuesto sin muchas dificultades, su principal éxito político
- Muchas cuestiones clave de la ciudad, en ámbitos como la salud, la seguridad o la educación, están en manso de la Generalitat
- Su gobierno todavía no ha sido capaz de dar forma a un proyecto de futuro para reactivar la economía de Mataró
Boto durante la noche electoral del 2015
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