Por qué hay musulmanes viviendo a nuestra sociedad que se radicalizan hasta el punto de unirse a la lucha gihadista y al terrorismo? Una pregunta de respuesta muy complicada que centró la mesa redonda celebrada el pasado viernes, día 6, a la biblioteca Antoni Comas, con el antropólogo Jordi Moreras, experto en Islam, y la periodista de Tv3 Anna Tejedor, que ha hecho varios reportajes sobre el tema y ha publicado el libro 'Combatientes en nombre de Alà". Promovida para el Ouahda, la entidad que gestiona la oratori de Rocafonda, el encuentro llenó la sala de actas de la biblioteca Antoni Comas donde durando más de dos horas se debatió sobre los motivos económicos, sociales y culturales que pueden fundamentar estos casos de radicalización.
Tejedor relató algunos de los casos reales que ha conocido de jóvenes catalanes y españoles, muy a menudo nacidos aquí o queviven desde muy pequeños, que se han sumado a la causa gihadista. "Nos engañamos si pensamos que las razones son siempre de cariz socioeconómico, de ricos y pobres", apuntó la periodista. Estado Islámico o Al-Nusra han conseguido atraer no sólo jóvenes desesperados, sino también profesionales calificados de todo tipo, como por ejemplo ingenieros, carpinteros, jueces o fontaneros.
Poder propagandístico
Pero como puede ser que los grupos terroristas consiguen convencer gente de perfil tan diferente? Detrás hay un fuerte componente ideológico y de instrumentalización de la religión, que se vehicula a través del impresionante aparato de propaganda que tienen estos grupos, con televisiones, revistas propias en inglés y francés y un ingente trabajo a las redes sociales, que reúne un centenar de profesionales en varias productoras. Todos ellos con un mensaje claro. "Te dicen que tú eres el escogido, que no todo el mundopuede ir, que tus padres, profesores y amigos no lo entenderán", relató Tejedor.
Manipulación y reduccionismo
Moreras, especialista inmigración y pluralismo religioso, aseguró que los grupos gihadistes manipulan la religión. "Hacen una interpretación ideologizada de unos elementos doctrinales cogidos con pinzas y descontextualitzats". Moreras considera que esta "lectura reduccionista del edificio teórico es la principal amenaza que vive la tradición islámica", como lo demuestra el éxito que tiene este mensaje en la hora de captar seguidores. "Imponer una única manera de entender el Islam es cargarse su herencia histórica y cultural, su diversidad y riqueza", reiteró el antropólogo.
Moreras también se mostró muy crítico con la visión que se tiene desde Europa y Occidente de la religión y la cultura musulmanas. "Aquí el que nos preocupa es que los musulmanes decidan seguir siendo musulmanes, no entendemos que vivan entre nosotros pero quieran mantener y mostrar su identidad religiosa". Incapaces de asumir que quieran "mantenerse firmes en sus convicciones", los europeos creamos "una alteritat insuperable, un 'nosotros' y un 'ellos' que imposibilitan que formen parte de nuestra sociedad". Una barrera que dificulta la tan anhelada "integración" y que en parte podría ser uno de los trampolines hacia la radicalización de algunos miembros de la comunidad.
Radicalización que se percibe en signos preocupantes. Tejedor explicó que empezó a interesarse en todo este tema cuando se enteró que en ciudades del área metropolitana se hacían "homenajes a mártires". Y apuntó que se han vivido casos de niños de familias musulmanas que a la escuela han presentado redacciones o dibujos donde seentrevé la huella del mensaje de organizaciones como Estado Islámico. " En Cataluña hay una corriente importante que simpatiza con el gihadisme y en determinados núcleos los radicales superan los moderados", constató. Abdessamad El Bakali, presidente de A el Ouahda, apuntó que estos casos de radicalización "nos hacen muy mal como comunidad y como ciudadanos".
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Casos de radicalización
Estos son algunos de los protagonistas de los reportajes y del libro que ha dedicado Anna Tejedor a los casos de radicalización dentro de las comunidades musulmanas, explicados por ella misma a la jornada.
Tarek. Nacido en Tánger, llegado a Cataluña a los cuatro años, educado en una escuela donde sólo tiene dos compañeros marroquíes, que viaja a Londres para aprender el idioma y vuelve con la apariencia totalmente cambiada. Se obsesiona con las redes sociales y sólo sale de casa para ir a trabajar. A la cabeza de pocos meses viaja hasta la frontera de Turquía con Siria, desde donde anuncia a sus padres que ha marchado a hacer la Gihad con Al-Nusra, la rama de Al Qaeda. "Los padres y hermanos nunca entendieron por qué hizo aquel paso", apuntó Tejedor.
Ferdaous. Una chica del barrio del Príncipe ceutí, fascinada por la estética de los combatientes. "Me decía: mira que guapos que son, como luchan por sus hermanos musulmanes". La policía la detuvo cuando quería llegar a Siria. Hoy sigue viviendo en Ceuta, "totalmente perdida" según Teixidó, sin ningún organismo ni programa que se preocupe por su reinserción.
Osama. Se ganaba la vida vendiendo marihuana, que vivía en un piso ocupado y que veía en el conflicto del próximo oriente una de las pocas vías para asegurarse un futuro. Y se lamentaba amargamente de no tener prous dinero para viajar
Mariam. Una española conversa, y su marido, un marroquí "moderno y occidental, aparentemente del todo adaptado a la sociedad catalana, mediador con el Ayuntamiento". Hasta que un día decidió cruzar toda Europa en coche hasta Siria, harto de ver como sufrían sus correligionarios. La Mariam lo intentó seguir pero la burocracia la frenó, y su marido acabó muriendo en combate.
Moreras, Tejedor y El Bakali
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