Pregunta: Com recuerda su nombramiento como consejero, hace justo ahora veinte años?
En primer lugar, quiero explicar que no participé en el proceso de negociación del Pacto del Tinell, solo lo seguía como miembro del Consell Nacional d'Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), ya que ni siquiera formaba parte de la ejecutiva del partido. Recuerdo que hacia el día 18 o 19 de diciembre de 2003, estando cenando en Barcelona, me llamó Joan Saura, entonces presidente de mi partido, para proponerme asumir la responsabilidad de una consejería de Medio Ambiente y Vivienda. Le dije que me lo quería pensar y poder hablarlo en casa, pero obviamente la idea me entusiasmaba. Finalmente dije que sí y se lo comuniqué a Saura. Un día después, durante una cena en Ripoll, me llamó Pasqual Maragall, que ya era Presidente de la Generalitat, para decirme que ICV me había propuesto como consejero, pero que él también quería hablar conmigo antes de nombrarme formalmente. Estuvimos hablando brevemente por teléfono y no nos volvimos a ver hasta el día 22, que es cuando tuvo lugar la toma de posesión de los diferentes consejeros. En ningún momento me postulé ni se me explicó por qué la dirección del partido me eligió para ocupar una de las dos consejerías que nos correspondían. Es cierto que durante la campaña nos presentábamos poniendo mucho énfasis en las cuestiones relacionadas con el medio ambiente, y aquí entiendo que mi experiencia a nivel municipal fue tenida en cuenta a la hora de pensar en mí. Hacía justo unos meses que había dejado mis responsabilidades en el Ayuntamiento de Mataró, después de veinticuatro años como concejal, primero del PSUC y luego de Iniciativa, con responsabilidades importantes de gobierno y también en la oposición.
Pregunta: ¿Qué cree que representó para el país que un gobierno de izquierdas llegara a la Generalitat después de veintitrés años de pujolismo?
Básicamente, tres cosas son fundamentales: la primera consistía en demostrar que Cataluña y su autogobierno no eran una exclusiva de la derecha nacionalista, sino que podía haber una alternancia y una posibilidad de gobernar diferente, cosa que fue muy sana. En segundo lugar, era necesario poner sobre la mesa cuestiones que la agenda del pujolismo no había contemplado: temas medioambientales y sociales, descentralización territorial, etc. En definitiva, era necesario gobernar de forma diferente y para otras clases. Y en tercer lugar, era necesaria una reforma del autogobierno para poder ampliarlo, una apuesta necesaria para ser coherente con las otras dos, es decir, para dotarnos de más competencias e instrumentos. Esto suponía un planteamiento de Cataluña proyectada hacia fuera, es decir, con una voluntad de reformar el Estado desde aquí.
Pregunta: Y respecto a la entrada de su partido, ICV, en el gobierno de la Generalitat, ¿qué valoración hace?
La presencia de ICV, y por tanto de la tradición del PSUC, en el gobierno de la Generalitat, venía avalada por mucha experiencia de gobierno, sobre todo a nivel municipal, pero no solo. No hay que olvidar que el PSUC también estuvo presente en el Gobierno provisional de Tarradellas, con los consejeros Ramon Espasa y Antoni Gutiérrez Díaz, que a menudo no se tiene en cuenta, con todo lo que supuso. Por tanto, hemos estado en tres períodos de gobierno en la Generalitat. Nuestra presencia no era improvisada, con el bagaje que teníamos, con personas profesionales, con buenas relaciones con los movimientos sociales y ecologistas, con años de experiencia estudiando los conflictos ecosociales de Cataluña, etc. Siempre he pensado que si Convergència i Unió (CiU) perdió el poder, además del agotamiento del modelo pujolista después de tantos años, también se dio por sus actuaciones en las Tierras del Ebro y la Conca de Barberà, por ejemplo, con importantes conflictos medioambientales abiertos. Una parte de Cataluña, con un electorado tradicionalmente conservador, dio un giro, con hechos como la elección de Andreu Mayayo, de ICV, como alcalde de Montblanc, con alternativas como la nuestra, que planteaba claramente la derogación del plan de trasvase del Ebro. En mi caso concreto, pude construir un equipo con personas profesionales muy preparadas para llevar a cabo la tarea de gobierno.
La derecha mediática y económica siempre tuvo muy claro que veníamos a cambiar las cosas y a aplicar otras políticas, eso está claro. Una cosa que siempre me gusta recordar es que el segundo gobierno de izquierdas, en 2006, fue una coalición de izquierdas real, donde ICV estaba al frente de la Consejería de Medio Ambiente y Vivienda, los socialistas tenían la Consejería de Gobernación, Justicia y Interior, y ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) estaba en la Consejería de Relaciones Institucionales y Participación. Fue un gobierno equilibrado en el reparto de competencias. Además, en este segundo gobierno de izquierdas, se aprobó el Estatuto de Autonomía de Cataluña de 2006, que, aunque se haya ido erosionando, es un documento importante para entender la política catalana contemporánea. Es un elemento clave, y lo es también el hecho de que los ciudadanos votaran a favor en referéndum. Además, se aprobó el nuevo Plan de Ordenación del Litoral (POL) y se impulsaron otras leyes que el Parlament aprobó.
Pregunta: ¿Y qué medidas importantes adoptó usted desde la Consejería?
En primer lugar, intentamos establecer una política de urbanismo sostenible, respetuosa con el territorio y que garantizara la máxima calidad de vida a las personas. En ese sentido, impulsamos un cambio de modelo, pasando de un urbanismo basado en el ladrillo y el crecimiento descontrolado a uno más sostenible y equilibrado. Promovimos un modelo de ciudad compacta, evitando la expansión desmesurada y defendiendo un urbanismo más cercano al modelo europeo. En este sentido, impulsamos el desarrollo del Plan Director Urbanístico de Cataluña (PDU), que establecía las líneas maestras para la ordenación territorial y urbanística del país. Este plan buscaba preservar espacios naturales, fomentar la movilidad sostenible, y limitar el crecimiento urbanístico descontrolado.
En segundo lugar, trabajamos en políticas medioambientales, destacando la aprobación del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de los parques naturales de Cataluña. Este plan establecía las normas para la conservación y el uso sostenible de los espacios naturales protegidos. También impulsamos medidas para la protección de la biodiversidad y la gestión sostenible del agua. Además, participamos activamente en la creación de la Agencia Catalana del Agua (ACA), un organismo destinado a la gestión integrada del agua en Cataluña.
En tercer lugar, nos centramos en políticas de vivienda. Impulsamos medidas para garantizar el acceso a la vivienda asequible y la rehabilitación de edificios. También trabajamos en la promoción de viviendas de protección oficial (VPO) y en la regulación de los alquileres. En este ámbito, cabe destacar la aprobación de la Ley de Derecho a la Vivienda, que establecía medidas para garantizar el derecho de las personas a disfrutar de una vivienda digna.
Estas son solo algunas de las medidas destacadas que llevamos a cabo desde la Consejería de Medio Ambiente y Vivienda durante mi mandato.
Pregunta: ¿Cree que en la actualidad se sigue trabajando en la misma dirección que impulsaron en su etapa?
Es difícil hacer una evaluación precisa de la situación actual, ya que han pasado muchos años desde mi etapa como consejero. Además, la política es dinámica y está sujeta a cambios en función de los gobiernos y las circunstancias. Sin embargo, creo que algunas de las líneas maestras que impulsamos en aquel momento, como la apuesta por un urbanismo sostenible y la protección del medio ambiente, siguen siendo relevantes en la actualidad. La gestión del territorio y los recursos naturales, así como la promoción de una vivienda digna y accesible, son aspectos fundamentales que deberían seguir siendo prioritarios para cualquier gobierno que busque el bienestar de la sociedad. En ese sentido, confío en que se hayan mantenido y reforzado las políticas encaminadas a garantizar un desarrollo sostenible y equilibrado.
Pregunta: ¿Cuál considera que fue su principal legado como consejero de Medio Ambiente y Vivienda?
Mi principal legado como consejero de Medio Ambiente y Vivienda creo que fue contribuir al cambio de paradigma en la forma de entender y gestionar el territorio y la vivienda en Cataluña. En aquel momento, impulsamos políticas que buscaban un urbanismo más sostenible, la protección del medio ambiente y la promoción de una vivienda digna y accesible para todos. Además, trabajamos en la aprobación de instrumentos normativos clave, como el Plan Director Urbanístico de Cataluña (PDU) y el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de los parques naturales. Estos documentos establecían las directrices para una ordenación territorial y urbanística más equilibrada y respetuosa con el entorno.
También destaco la aprobación de la Ley de Derecho a la Vivienda, que estableció medidas para garantizar el acceso a una vivienda digna y asequible. En conjunto, creo que logramos sentar las bases para un enfoque más integral y sostenible de la gestión del territorio y la vivienda en Cataluña. Además, la colaboración en un gobierno de coalición de izquierdas permitió avanzar en políticas progresistas y sociales que respondían a las demandas y necesidades de la ciudadanía.
Pregunta: ¿Cómo ha visto la evolución de la política catalana en estos últimos veinte años, especialmente en relación con la cuestión nacional y el proceso independentista?
La evolución de la política catalana en los últimos veinte años ha estado marcada por diferentes acontecimientos y procesos. Uno de los elementos más destacados ha sido el surgimiento y consolidación del movimiento independentista, que ha tenido un impacto significativo en la agenda política y en las dinámicas de los partidos. La celebración del referéndum de autodeterminación de 2017 y las consecuencias políticas y judiciales posteriores han sido momentos clave que han generado tensiones y divisiones en la sociedad catalana.
En este contexto, es importante señalar que la cuestión nacional ha adquirido una relevancia central en el debate político y ha condicionado la relación entre Cataluña y el resto de España. La búsqueda de un mayor autogobierno, la reivindicación de la identidad nacional catalana y la defensa del derecho a decidir han sido elementos recurrentes en el discurso político.