Horas y horas de Gegantada

La Gegantada dura demasiado rato, pero no parece quehaya una solución fácil. De momento, como mínimo, no se ha encontrado. La edición de este año, que un golpe más reunió un gran número de público, no fue una excepción. Las primeras figuras de las cerca de sesenta queparticiparon empezaron a entrar a la plaza de Santa Anna pocos minutos antes de las 8 de la tarde, después de haber arrancado el pasacalle una hora antes. El último baile no se produjo hasta un cuarto de 10, y la familia Robafaves todavía tenía que subir Riera arriba en dirección al Ayuntamiento.

El acto sirve para demostrar la diversidad gegantera mataronina, realmente excepcional. Pero la voluntad de lucir todas las figuras de entidades, asociaciones de vecinos y escuelas de la ciudad hace que, de manera irremediable, el acto sea lento y los asistentes –madres y padres con hijos a caballito en su gran mayoría- acaben un pelo agotados. Es un hecho que se va repitiendo en cada edición, y año tras año se han buscado fórmulas para agilizar el gran pasacalle. Incluso se intentó cambiar el punto final del acto, trasladándolo al Nuevo Parque Central, pero la idea tampoco va reeixir. El esquema propio de la Gegantada parece que lo impide.

A pesar de todo, el gentío que asistió ayer al acto demuestra que, a pesar de estos problemas, sigue siendo una cita muy popular de Santas, ideal para calentar los ánimos antes de las citas más emblemáticas de la Fiesta Mayor.