Las obras de restauración de las pinturas murales de la Capilla de Dolors se acercan a su fin. Está previsto que el mes de marzo se den por acabadas, se retire el enorme andamio que ocupa todo el edificio y que el conjunto barroco creado por Antoni Viladomat luzca más que nunca a ojos de todos los ciudadanos. El consejero de Cultura, Santi Vila, y el alcalde David Boto, visitaron el pasado viernes las obras, que han requerido de una inversión de más de medio millón de euros repartida a partes iguales entre el Ayuntamiento, la Generalitat, y el Obispado de Barcelona. Unos trabajos que tienen que servir para "dar todo el relevo y trascendencia que tiene la Capilla de Dolors para el arte catalán", tal y como dijo Vila.
Los trabajos de restauración, iniciados el agosto del an pasado, habrán durado unos siete meses. Han ido a cargo del Centro de Restauración de Bienes Amuebles de Cataluña (CRBMC), que ha movilizado un equipo de hasta 12 conservadores y restauradors. Un estudio del 2013 determinó que las pinturas murales presentaban graves problemas de humedades que perjuicaven severamente la conservación del conjunto. Entonces se analizó morteros, pigmentos, barnices y aglutinantes de las pinturas, seextrajeron y analizar muestras y se documentó fotográficamente todo el conjunto.
La parte más importante de trabajo ha sido la limpieza de la suciedad superficial que oscurecía el color de las pinturas, una cuestión delicada puesto que se trata de pintura mural hecho al temple de pegamento sobre tiza, ab diversas repintar y barnizadas posteriores. Se han tenido que emplear métodos complejos de limpieza mecánica y química para sacar toda la suciedad, polvo y humo acumulados, así como las citadas repintar. De este modo se ha conseguido recuperar el colorido original y la calidad pictórica de las figuras y escenas representadas, para recuperar la imagen que presentaron cuando se inauguraron, hace casi 300 años. También se ha tenido que fijar la capa de pintura y consolidar el apoyo de tiza, porque las filtraciones de humedad suponían riesgos de desprendimiento. La última parte de la intervención ha comportado igualar estéticamente el conjunto, el que se conoce como fase de reintegración pictórica, para recuperar una lectura homogénea.
Recuperar el esplendor original
Todo ello permitirá, a partir del mes de marzo, admirar de nuevo en todo su esplendor el Conjunto de Dolors, con las pinturas murales de Antoni Viladomat como gran atractivo. El conjunto fue construido entre los años 1694 y 1978 por la Venerable congregación de Nuestra Señora de Dolors. Además de la Capilla, lo conforman la Sacristía, la Sala de Juntas, el Corazón y la Cripta. Viladomat decoró la Capilla y la Sala de Juntas entre los años 1722 y 1737, unas obras que se conservan en su estado original y que representan el conjunto pictórico catalán más importante del siglo XVIII. El pintor barcelonés Antoni Viladomat (1678-1755) fue el máximo exponente del barroco catalán, y las pinturas murales mataronines se encuentran entre las mejores obras de su impresionante legado.

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Hecha la restauración, toca la promoción
La restauración de la capilla ha supuesto muchos meses de trabajo y una gran inversión por parte de la administración pública en unos momentos de escasez de recursos. Por eso tanto el consejero como el alcalde insistieron en la necesidad de sacar provecho. "El que es más importando ahora es que entre todos hagamos difusión de este patrimonio porque el conjunto de la ciudadanía aprecie esta capilla, referente imprescindible del arte barroco y el arte cristiano", dijo Vila. Boto, por su parte, considera que la capilla, un golpe restaurada, tiene que ser "un elemento más que nos ayude a traer visitantes a la ciudad que generen actividad económica y repercuta en todos los mataronins".
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