Es difícil que ningún mataroní no acierte a decir cuáles son las patronas de su ciudad. Pero desde cuando se venera Juliana y Semproniana cada 27 de julio? Y por qué? Estas ya son preguntas de nota. Porque la respuesta no es paso sencilla. El culto a las dos mártires del siglo IV tiene un origen bastante más reciente del que se podría imaginar. Y también más complejo. Se trata de un relato donde la historia, los símbolos identitarios y la fe religiosa se unen y a la vez se contradicen.
Unas patronas de origen incierto
Todo el mundo da por hecho que, como dice la tradición, Las Santas son mataronines. Pero los hechos históricos no lo permiten afirmar con mucha rotundidad. La primera noticia que las vincula en la capital del Maresme data de 1667, es decir, más de 1350 años después de su martirio, en 304, durante los años de persecución de las comunidades cristianas por parte del emperador Dioclecià. La referencia aparece en un documento del padre Joan Gaspar Roig y Jalpí, de Blandas, que las menciona coma a hijas de Mataró.
Para llegar donde se encuentra ahora, la Fiesta ha vivido un periplo tanto largo como complejo, que se remonta en muchos siglos atrás
Seguramente, y aquí empiezan los problemas, de manera equivocada, puesto que sitúa el nacimiento de las dos Santas a "Beturo", que entonces se consideraba erróneamente el nombre romano de Mataró en ninguna parte de Iluro ("Beturo" es probablemente Betulo, es decir, Badalona). Tal y cómo dice el historiador Nicolau Guanyabens en su libro "Las Santas, la Fiesta Mayor de Mataró", la autenticidad histórica de las Sants "resta muy incierta" y su origen iluroní "no resiste la crítica histórica". Una carencia de autenticidad, por otro lado, que no es paso exclusiva de Mataró, sino que se comparte con la mayoría de leyendas vinculadas a los santos mártires catalanes que hoy son patrones de las ciudades del país. "Pero por mucho que la raíz histórica de su origen mataroní sea difícil documentar, el que está claro es que Mataró se ha hecho suyas Las Santas", afirma Guanyabens. El elemento identitario y la fe religiosa, en definitiva, han acabado dejando en segundo plano los conflictos de veracidad histórica.
Tener reliquias por excel·lir
La noticia de los vínculos de las dos jóvenes mártires con Mataró se "confirma" en 1681 cuando el padre Rojodetalla la biografía al rector de Mataró. Pero tendrán que pasar casi 100 años hasta que Las Santas no se establezcan como Fiesta Mayor oficial. Durante todo este tiempo la ciudad reclama las reliquias de las dos jóvenes, que se encuentran enterradas al Monasterio de Sant Cugat, santo del cual eran discípulos. Algo que finalmente sucederá en 1772. Una comitiva mataronina las recoge el día 25 de julio y al día siguiente llega a Mataró, donde se celebra una procesión general que conducirá las reliquias en Santa Maria. La ciudad se engalana como nunca para recibir los restos de sus nuevas patronas Hoy, un esgrafiado de Jordi Cuyàs a la esquina de la Rambla con la calle Montserrat rememora el lugar por donde entraron.
Hasta el 1773 no se hizo la primera celebración normalizada de Santas en Mataró
La llegada de las reliquias fue muy celebrada a la ciudad. "Contar con las reliquias de un Santo nacido a casa tuya, mártir y con raíces en los orígenes romanos de nuestra civilización, entonces lo es todo", explica Guanyabens. Aquella era una época marcada por el "mercadeig de reliquias" en palabras del historiador, que inclús se vivía en términos competitivos. Durante bastante tiempo Las Santas se disputaron el patronazgo de Mataró con Santo Desideri, las reliquias del cual se custodiaban previamente en la ciudad y disfrutaron de bastante predicación. "Municipios como Mataró buscaban las reliquias como hoy se buscan otras grandes acontecimientos, como una manera de lograr prestigio y perfil propio en el territorio", relata Guanyabens. Que Mataró consiguiera las de Las Santas no fue ninguna casualidad ni golpe de suerte. Sólo fue posible porque entonces, a finales del siglo XVIII, era una de las ciudades más importantes del país, capaz de hacer la competencia en una Barcelona en decadencia después de la Guerra de Sucesión, y que demuestra su pujanza con obras como la ampliación del templo de Santa Maria o como la construcción de la Capilla de Dolors. Mataró echa de influencias, poder y capitalidad para obtener su preciado tesoro.
Documento con los resultados del referéndum popular para proclamar Juliana y Semproniana patronas de Mataró, el 8 de mayo de 1852. Museo Archivo de Santa Maria
Patronas, por fin!
Con las reliquias a resguardo en Santa Maria, Mataró es ciudad delerosa de excel·lir bajo el patronazgo de sus "nuevas" Santas. Es a partir de 1772 que se puede decir que Mataró celebra la Fiesta Mayor de Las Santas, con un oficio dedicado a sus patronas cada 27 de julio y a su entorno una serie de actos festivos, durante los primeros tiempos de carácter casi exclusivamente religioso. Pero las tribulacions no se acaban aquí. El patronazgo de Las Santas no será oficial hasta que no lo confirme el Vaticano. Medio siglo más tarde, el 16 de diciembre de 1852, Roma declarará las santos Juliana y Semproniana patronas de Mataró. Antes, pero, la ciudad tendrá que certificarlo por una vía mucho en linde hoy: un referéndum popular. Un grupo de personalidades mataronines realizan un tipo de "puerta a puerta" como lo define Guanyabens en su libro, pidiendo el voto. Sólo seregistran dos en contra.
Con la confirmación del patronazgo, la Fiesta Mayor de Las Santas se consolida en la ciudad. La población, la convierte en la gran fiesta local y la branda como elemento identitario. A pesar de mantener un fuerte elemento religioso, es el Ayuntamiento de la ciudad quien pasa a comandar la organización, muestra del componente civil que adquiere una fiesta que ya es de todos.
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