Una nueva escultura del artista mataroní Manuel Cusachs preside los cielos barceloneses desde el ábside de la Sagrada Familia. Se trata de la cuarta escultura que Cusachs coloca en el templo de Antoni Gaudí, en una serie que ha realizado en los últimos 20 años y que concluye con esta pieza. La escultura, de cuatro metros de altura, está dedicada en Sant Antoni Abate, el santo que dio nombre a Antoni Gaudí, y se colocó en la Sagrada Familia este mes de enero, coincidiendo con la festividad del patrón.
"Es la cuarta y última escultura para la Sagrada Familia", explica Cusachs, nacido en Mataró en 1933 y afincat desde hace años en Òrrius. A pesar de que ha trabajado en numerosos proyectos artísticos (los capiteles del claustro de la Seu d'Urgell, la serie escultórica del Andando y el Muro...) Cusachs reconoce que siendo "una satisfacción especial" de tener obra suya en un edificio como la Sagrada Familia, que "se ha convertido en un templo de la humanidad".
La escultura presenta el santo vestido como un eremita, con una campanilla que le cuelga del cinturón del hábito y un porquet, símbolo como patrón de los animales, sostenido con la mano izquierda. Las barbas de Sant Antoni se unen con las falmes que surgen del tierra, que simbolizan las tentaciones que sufrió al desierto.
La primera de las cuatro esculturas de Manuel Cusachs que hay a la Sagrada Familia es la que dedicó en Sant Josep de Calassanç. Posteriormente realizó una obra sobre Santo Ignasi de Loyola. Hace un año, la escultura de Santo Benet y este enero de 2014 ha cerrado el ciclo con Sant Antoni Abate. Todas las piezas están colocadas al ábside del templo y están hechos de piedra travertí romano. Por indicaciones del departamento técnico del proyecto de construcción de la Sagrada Familia, la escultura se ha tenido que hacer en dos trozos, y son albañiles especialistas los que las colocan al ábside y hacen el ensamblaje final.
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