El viernes día 24 de octubre de 1913, ya hace un siglo, tuvo lugar en Barcelona una manifestación a la plaza de Cataluña, convocada por la Asamblea de representantes de Cataluña, en apoyo a una futura Mancomunidad de las cuatro diputaciones de Barcelona, Girona, Lleida y Tarragona, que pasaría por las Ramblas, calle Ferran, plaza de Santo Jaume, Puerta de Angel y que acabaría en la Plaza de Cataluña. Por la noche tuvo lugar al Palau de la Música Catalana un concierto de gala a cargo del Orfeón Catalán, organizado por la Diputación de Barcelona.
La Asamblea constituyente tuvo lugar al Salón de Sant Jordi de la Diputación Provincial. El salón fue engalanado con las banderas española, la catalana y la de Barcelona. La presidencia la ocupó Enric Prat de la Riba y los presidentes de las cuatro diputaciones catalanas. Prat de la Riba se dirigió a los presentes haciendo una síntesis del proyecto de Mancomunidades hasta llegar a este punto.
Aprobada la propuesta sería trasladada a las Cortes Españolas donde seria aprobada por un decreto del 18 de diciembre de 1913 que autorizaba la unión de provincias del Estado para hasta puramente administrativos. Se basaba en tres órganos fundamentales: la asamblea general, el consejo permanente y la presidencia.
La Mancomunidad fue muchos más del que decían los estatutos. Quiso ser una entidad política que pondría las bases de una futura autonomía catalana. Para conseguirlo se reforzó y crear nuevas estructuras: Instituto de Estudios Catalanes, la Biblioteca de Cataluña, la Escuela Superior de Agricultura, las Bibliotecas Populares, la Escuela del Trabajo, la Universidad Industrial, entre otros. La Mancomunidad de Cataluña intervino directamente en la lucha autonomista (1918) entregando en el gobierno español unas Bases de la Autonomía y redactando el Estatuto de Autonomía aprobado por la asamblea general del 25 de enero de 1919.
Muchas poblaciones e instituciones, oficiales y privadas, le apoyaron. Por Mataró se adhirieron el Ayuntamiento, la Unión Regionalista, el Centro Autonomista Republicano, la Agrupación Fomento de la Sardana y la Asociación Profesional de Dependientes del Comercio y de la Industria. Enric Prat de la Riba fue su primer presidente (1914-1917). Y el mataroní Josep Puig y Cadafalch, lo sucedió delante de la institución, hasta que fue derribado por la dictadura de Primo de Rivera en 1923.
Prat de la Riba tiene un busto en el Patio de los Naranjos de la Generalitat de Cataluña, como primer presidente de la Mancomunidad de Cataluña, embrión de la Generalitat. En cambio el mataroní Josep Puig y Cadafalch, que lo sucedió y la presidió durante siete difíciles años, no se le ha reconocido todavía su aportación desinteresada de presidir el país. El próximo año se celebrará el centenario de su constitución. Sería un buen momento porque el Parlamento de Cataluña pusiera en Puig y Cadafalch en el lugar de la historia que se merece.