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Redacció

Mataró no quiere olvidar la Covid y todo lo que supuso

Cinco años después del inicio del Estado de alarma por la pandemia, un acto simbólico en el monumento a la Covid sirve a la vez de recuerdo y de homenaje

Este domingo, Mataró revivió la memoria de uno de los momentos más duros de su historia reciente. Cinco años después del inicio del Estado de Alarma, la ciudad no quiere olvidar a las víctimas de la Covid-19 ni el esfuerzo colectivo que permitió superar aquel trastorno. Por ello, frente al monumento «Memorial Covid-19», se celebró un acto cargado de emotividad y respeto.

El acto giró en torno a una ofrenda floral que escenificó el recuerdo de todas aquellas personas que perdieron la vida a causa del virus. Las flores depositadas al pie de la escultura, que se eleva al cielo desde el corazón del Parc Central, simbolizaban el duelo compartido, la resiliencia y el agradecimiento a todos los que lucharon en primera línea durante la pandemia: personal sanitario, cuerpos de seguridad, trabajadores esenciales y voluntarios.

Un momento del acto en recuerdo de los 5 años de la Covid. Foto: Ayuntamiento
Un momento del acto en recuerdo de los 5 años de la Covid. Foto: Ayuntamiento

 

El «Memorial Covid-19», obra del artista Pere Casanovas, se erigió en 2022 como un homenaje perenne a las víctimas y a los héroes de la pandemia. Su estructura, una probeta de laboratorio que se alza sobre una base esférica, simboliza la fragilidad de la vida, el poder de la ciencia y la esperanza de futuro. La escultura se ha convertido en un espacio de reflexión y memoria colectiva, un lugar donde Mataró puede recordar, rendir homenaje y, al mismo tiempo, mirar hacia adelante.

Un momento del acto en recuerdo de los 5 años de la Covid. Foto: Ayuntamiento
Un momento del acto en recuerdo de los 5 años de la Covid. Foto: Ayuntamiento

Pere Casanovas, al frente de su taller de escultura, ubicado en la ciudad de Mataró, ha sido una figura central en la escultura pública del arte catalán del último cuarto del siglo XX. Nacido en Sant Miquel de Campmajor en el año 1943, a los 14 años se trasladó a Mataró. Desde los años setenta abrió un taller de escultura y se ha convertido en uno de los referentes ineludibles del arte catalán contemporáneo. Ha colaborado con artistas tan significativos como Antoni Tàpies, Pablo Palazuelo, Antoni Llena, Frederic Amat, Perejaume o Josep Guinovart, y está detrás de la mayoría de esculturas públicas de Barcelona.

Con este sentido acto, la ciudad ha reafirmado su compromiso de no olvidar nunca aquellos días oscuros ni las vidas que se perdieron. Un recuerdo vivo, cinco años después, en el corazón de todos los mataronenses.

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