Hace unos días conmemorábamos en la ciudad el primer año de la firma del acuerdo por la Reconstrucción Social y Económica de Mataró, y en este marco, además de agradecer la tarea de los profesionales sanitarios, posaba en valor el progreso de la humanidad en la campo de la medicina y la salud, que hace que a Mataró tengamos ya más de 40.000 personas vacunadas prácticamente un año después del inicio de la pandemia.

La sanidad pública es el gran instrumento para luchar contra el mortal virus. Y precisamente porque se ha evidenciado su importancia, nos obliga a cuidarla especialmente.
La epidemia, pero, también ha posado de relevo sus carencias. El sistema sanitario público está en una crisis profunda. Muchos profesionales están al límite de sus fuerzas debido al déficit crónico de recursos y de los recortes de estas dos décadas, que nunca se acaban de recuperar y que la pandemia ha llevado al extremo, tal y cómo denunciaban varios médicos de la ciudad hace unos días.
La asistencia primaria está desbordada. La llegada de recursos es del todo insuficiente, obligándola al abandono de su actividad natural: el seguimiento, acompañamiento y cura de la población. Los Cabos de nuestra ciudad no pueden hacer como es debido su tarea por culpa de estar ocupados en la lucha contra el Covid-19, mientras la dificultad para realizar visitas presenciales está dejando desamparados muchos pacientes y desbordados muchos profesionales que no dan el alcance. Y si la situación no se ha deteriorado más es gracias al esfuerzo y profesionalidad del personal sanitario, que no ha desfallecido. Estamos empezando a ver los efectos negativos del atraso en el diagnóstico precoz de dolencias graves que suponen el sufrimiento y, incluso, la muerte prematura de estos pacientes. No es suficiente, a pesar de que celebramos su apertura, el nuevo servicio de 24 horas de asistencia primaria. Nos hay que fortalecer los equipos de los Cabos dotándolos de más recursos y autonomía.
La pérdida de calidad percibida por los usuarios debido a las listas de espera crecientes, por las urgencias colapsadas o la mala accesibilidad, son elementos que, por desgracia, también identifican los dispositivos de salud de Mataró. El histórico infrafinançament del Consorcio Sanitario del Maresme, titular del Hospital de Mataró y de Santo Jaume, supone un agravio respecto a otros hospitales del mismo nivel. El desvío de pacientes quirúrgicos hacia centros privados se ha convertido en habitual. El Hospital de Mataró es insuficiente para cumplir sus funciones. Lo ha sido desde el primer momento. La carencia de inversión ha supuesto la obsolescencia de una parte importante de su utillaje. No es aceptable que los profesionales tengan que sufrir las consecuencias de un problema económico que ellos no han creado. Los años van pasando y desde el Departamento de Salud no llega la solución definitiva. sobre la necesidad de dotarnos con un nuevo equipamiento sociosanitario que, a estas alturas, todavía está parado por la carencia de compromiso del Gobierno de la Generalitat. Y no podemos esperar más.
La salud, la de todos los ciudadanos, es el que nos tiene que importar. Y no tenemos que esperar a que la dolencia se manifieste. Se tiene que hacer prevención, una prevención que tiene que incluir todos los aspectos de la vida: la vivienda, el trabajo o las desigualdades sociales. Hace falta que la prevención y la promoción de la salud se haga mediante la asistencia primaria y comunitaria. Y esto está a manos del nuevo Gobierno de la Generalitat, un mandato que ya no pueden aplazar ni un día más. Nos va la vida.
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