Desde que se procedió a la okupación del antiguo Colegio Público Menéndez y Pelayo, el próximo pasado 1 de mayo, intenté posarme en contacto con el conglomerado de gente que ha participado en esta acción.
El primer golpe fue el día siguiente mismo, el lunes, 2 de mayo, y de forma cordial. Me presenté como vecino, y los exhorté sobre todo a que no causaran molestias a los vecinos, especialmente en cuanto al ruido, porque desde mi balcó estante y desde el resto de aposentos la invasión acústica es formidable. Y lo sabemos porque cuando se hacía La Fiesta de Final de Curso en el antiguo colegio público Menéndez y Pelayo, alrededor de San Juan, la reverberación se hacía notar fuerza dentro de casa. Está claro que aquello era un episodio puntual y también simpático.
En esta primera entrevista se me aseguró que querían contar con la complicidad con los vecinos y que, incluso, habían convocado una asamblea abierta a los vecinos para recoger sus propuestas. Según ellos, era un proyecto abierto y "comunitario". Sea como fuere, las molestias continuaron y volví a hacerlos una visita amistosa acentuando el aviso de que la megafonía causaba molestias; que si querían okupar, al menos que lo hicieran en silencio, porque el patio multiplicaba el efecto del sonido en los edificios donde nosotros residimos.

Una de las actividades de anochecer a La Tejedora
Los jóvenes con quienes me entrevisté dijeron que lo plantearían a la asamblea". Aquel fin de semana no se utilizó la megafonía. Pero el sábado 21 de mayo, la megafonía estuvo funcionando desde la tarde hasta casi las 10 de la noche. Era horrible, porque incluso dentro de casa teníamos que levantar la voz para hablar entre nosotros.
Poco antes de las 10 de la noche me personé. Quería saber si había ningún interlocutor. Yo los invitaba a venir a casa y que comprobaran en persona que no estaba exagerando. No accedieron. Nadie asumía dar la cara como responsable. También los dije que no habían respetado mis ruegos, y que si esto tenía que ser cada fin de semana con megafonía incluida, yo no lo aceptaba y que presentaría queja al Consistorio.
Es más, todo indignado, hice referencia a una pintada que han hecho en uno de los muros: ESPACIO BAJO CONTROL POPULAR. Entonces, continué: "Nosotros, los vecinos, somos parte del pueblo o no? En qué porcentaje, el 1 %, el 2 %, el 3 %? ... Yo quiero hablar con algún interlocutor vuestro, porque el segundo golpe que vine os dije que me importaba poco si okupàveu o no, y que el único que a mí me preocupaba era que respetarais el silencio, y que esto es imposible cuando posáis en funcionamiento la megafonía o hay griterío...: provoca molestias!..."
Con qué derecho ellos hablan en nombre del pueblo? Por qué nosotros, los vecinos, tenemos que soportar las molestias? Espero que las autoridades me den amparo ante esta arbitrariedad.
Juan Ortiz
Vecino de la Ronda Alfons X El Sabio de Mataró
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