"Todo el mundo se hará suya la zona de bajas emisiones de Mataró"

Mataró quiere modificar su Plan General. ¿Para qué debería servir?

El Plan General Urbanístico es un instrumento para aplicar las políticas municipales, no es una finalidad en sí mismo. Es la plasmación física y territorial de lo que queremos en la ciudad, de qué tipos de actividad, espacio público, realidad económica, vivienda queremos. Debemos repensar Mataró y reflexionar sobre cómo queremos que sea social y ambientalmente, sabiendo que los desafíos a enfrentar son la contención del crecimiento, la mejora de la calidad de vida y el acceso a la vivienda, y garantizar una actividad económica que permita una mayor igualdad.

¿Contener el crecimiento qué significa?

Mataró no debe paralizarse y puede aprovechar mejor su espacio, apostando por la reforma y la mejora urbana y dando sentido a espacios que ya estaban programados hace 30 años. Cuando digo contener, me refiero a no ampliar territorialmente lo que está programado ni poner en peligro el modelo de los tres tercios: uno de suelo urbano, uno agrícola y uno forestal. Eso es un tesoro.

¿Cómo imaginas la aplicación de la Zona de Bajas Emisiones en Mataró?

Me la imagino como la reducción de la velocidad a 80, como cuando se prohibió fumar en hospitales y establecimientos... son transformaciones necesarias que no se pueden caricaturizar y no se trata solo de que cuatro coches no circulen por una zona. Cuando hablamos de ZBE, estamos hablando de calidad del aire, de descarbonización, de un margen de transformación para todos, de un modelo de movilidad y vida urbana, de ser conscientes de los perjuicios que ya ahora nos genera la emergencia climática. Es un proceso necesario que llevará las típicas tensiones en la aplicación y que, después de un tiempo, todos reconocerán y harán suyo.

El cambio climático es la gran amenaza. ¿Qué margen de actuación local hay para paliarlo?

Tenemos problemas del cambio climático como la sequía estructural que nos obliga a repensar espacios como los ríos o intervenir en nuestros bosques, al igual que en el sistema marino y costero. Obviamente, no es un problema local ni metropolitano, sino mundial. Es necesario que la gente se dé cuenta de que la actuación local es necesaria, pero solo tiene sentido si se engloba globalmente. No debemos postergar los deberes que debemos hacer y aportar nuestra gota de agua al mar. Es imprescindible coordinar mejor las políticas de cambio climático a nivel catalán, español, europeo y mundial.