El gasto alimentario forma parte de un sector esencial de nuestra economía, puesto que todo el mundo necesita comer. Por lo tanto, conviene preguntarse: cómo influye el actual aumento del coste de los alimentos en los patrones de compra alimentaria Fundamentalmente, se pueden clasificar los cambios de actitud de compra alimentaria en los siguientes 5 comportamientos: reducción del consumo, mayor planificación de la compra, sustitución de marca dentro de un mismo producto, transición de productos dentro de una misma categoría de productos, y reducción de la compra de categorías más caras en favor otros más económicas.
En un mismo consumidor pueden confluir varios de estos cambios de comportamiento de compra alimentaria, cómo ya se observó en anteriores crisis cómo la del 2008-2012. analizamos cada uno de ellos:
1.- Reducción del consumo de los hogares mesurado en kg/litros. Según el panel de consumo en los hogares que publica el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en el que llevamos de año (septiembre es el último dato disponible), el consumo ha caído aproximadamente en un 9 % en comparación al mismo periodo de 2021. Así mismo, datos de un reciente estudio de AECOC muestran cómo el número de productos que se adquieren en cada compra ha caído: de 94 productos comprados al mes el año anterior, actualmente se compran 69, es decir 25 menos al mes.
2.- Una mayor planificación y racionalización de la compra, que se traduce en dos actitudes contrapuestas: las familias que acuden con mucha más frecuencia a comprar (pero compran mucho menos y exclusivamente el que necesitan por los próximos días), y las familias que acuden menos a menudo a comprar (porque reducen las compras impulsivas y planifican con más rigor las necesidades mensuales).
3.- Sustitución de marca dentro de un mismo producto. Un ejemplo de este comportamiento se puede observar en el peso de las marcas de fabricante, que ha decrecido aproximadamente un 3 % en favor de las marcas de distribuidor.
4.- Transición de productos dentro de una misma categoría de productos (sustitución intracategoria de consumo), donde dentro de una misma categoría de productos se reduce el consumo de aquellos más caros en sustitución de los más económicos. Un ejemplo de esta transición lo encontramos en la categoría de carne, donde el consumo per cápita de la carne de vacuno ha caído en septiembre en términos interanuales, mientras que la carne de pollo y otras aves crece ligeramente.
5.- Reducción de la compra de categorías más caras en favor otros más económicas (sustitución intercategoria de consumo). Así, por ejemplo, se reduce el consumo neto (es decir, pierden pes en el conjunto de la cesta de la compra) la carne fresca, pez fresco, y/o fruta y verdura fresca, mientras que suben su peso en la cesta de la compra los llamados "básicos": arroz, pasta, legumbres, conservas, etc. De hecho, algunos estudios apuntan que por cada incremento de +10 p.p. (puntos porcentuales) en los precios de una categoría, se reduce el consumo en proporción aproximadamente similar.
Así pues, los tres primeros efectos tienen por objetivo una reducción del gasto alimentario (menos consumo, más planificación, marcas más económicas) sin afectar necesariamente ni significativamente al patrón de alimentos consumidos, mientras que los últimos dos tienen por objetivo una redefinición de la cesta de la compra para reducir el coste a través de modificar los hábitos y productos consumidos.
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