ajustar velas a las empresas.
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Redacción / AMIGO (Albert Ortas)

Ajustar velas: el decálogo de una empresa en plena pandemia

El analista Albert Ortas recomienda trazar estrategias que tengan por enseña la adaptación, optimizar gastos y liderar en momentos convulsos

El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas. Es una de las reflexiones del teólogo, religioso y matemático inglés William George Ward que se puede leerla cuando visita las baterías antiaéreas al faro de Caballería, el faro más antiguo de Menorca. Fue construido el 1857, a la cuesta norte de la isla, con el objetivo de evitar un descenso considerable de los naufragios que se producían en aquella época. Hoy, cuando la lees, te recuerda todo el que estamos viviendo con la crisis del coronavirus. Vivimos momentos difíciles, una crisis sanitaria global, también política, de las instituciones, territorial, económica y de modelo de país. Vivimos una etapa de profundos cambios y de forma acelerada.

El turismo y el ocio, los principales motores económicos de Cataluña y el Estado han quedado muy tocados. Sectores que generan el 12% del PIB catalán. Se necesitarán unos 7.500 millones de euros de los fondos europeos para ayudar el sector, provocando que el sector dé la temporada por perdida.

La facturación de seis de cada diez autónomos ha caído en picado por la pandemia. Restan ERTE pendientes para pagar; el contexto sociopolítico que tenemos es muy complicado, con unas elecciones catalanas a la esquina, una deuda desbocada y un poder monárquico desprestigiado. A pesar de todo, Cataluña mantiene la primera posición como la comunidad que más vende al exterior, concentrando el 25% de las exportaciones de todo el Estado.

No son tiempo para el optimista ni por el pesimista. Es el tiempo del realista

Cogiéndome a la expresión de Ward, no son tiempo para el optimista o el pesimista. Son tiempo para el realismo. Hoy las organizaciones tienen que ser capaces de trazar hojas de ruta que contemplen el plan A, pero también que tengan preparado el B y C. La incertidumbre nos obliga a ser flexibles, cambiantes, el clásico plan de negocio a 5 años ya no resulta un navegador nada fiable, como lo era antes.

En contextos difíciles, la capacidad de adaptación en todo momento será clave, definir la estrategia y ajustar las velas según la dirección del viento. He aquí, algunas claves a tener en cuenta:

  1. El valor de una buena trayectoria. Más que nunca hay que poner en valor el activo de la experiencia y el trabajo muy hecho. Hoy, la empresa que presenta estas credenciales, junto con unas finanzas saneadas, tiene grandes posibilidades de salirse y, incluso, de mejorar su posicionamiento. Ofrecer un buen producto o un buen servicio es un plus en tiempo de crisis.
  2. Un equipo cohesionado y alineado con los objetivos. Nadie es imprescindible en una organización, hay que promocionar el talento interno y saber detectar talento externo, que aporte un valor añadido a la empresa. Ahora es el momento de hacerlo.
  3. Optimizar gastos, que no quiere decir recortar. Vivimos nuevos tiempos, venden nuevos modelos de trabajo. Habrá que incentivar las áreas o los departamentos que hoy refuercen la organización. Ventas, marketing y comunicación, I+D, digitalización, Big Data, IA... En poco tiempo hemos acelerado el que habríamos hecho en los cercanos 5-7 años.
  4. El uso de herramientas en comunicación y marketing. Más que nunca hay que posicionar la organización de acuerdo con los nuevos retos y objetivos. En momentos que los recursos económicos son limitados, es un error recortar en estos servicios. Definir un buen relato y una buena estrategia de gestión de las redes sociales, así como potenciar las relaciones con los medios es clave en una sociedad donde impera la sobreinformación/desinformación. Hay que comunicar y comunicar bien. Si no comunicas, no existes.
  5. Internacionalizarse, siempre que se pueda. Explorar nuevos mercados, a través de nuevas sinergias y colaboraciones con otros agentes del sector. Salir al mundo requiere inversión, no está al alcance de todo el mundo. Cataluña, y Barcelona especialmente, mantienen un buen posicionamiento de marca. Durante los últimos años, la empresa catalana ha hecho un notable esfuerzo para abrirse en el mundo.
  6. Es el momento de sumar. No todo el mundo sobrevivirá. Hay mercados muy atomizados. Hay que explorar nuevas colaboraciones, joint venturas, ofreciendo nuevos productos o servicios de forma conjunta. Redefinir estructuras para ser más fuertes en un futuro inmediato.
  7. Liderazgo y gestión coral. En una organización todo el mundo se tiene que sentir llamado a los objetivos y retos de la empresa, especialmente en momentos complicados. Tanto directivos como trabajadores. Hay que promover la creatividad de todo el mundo, como una aptitud útil y necesaria a todos los niveles.
  8. La figura del profesional externo. Cada día es más necesario incorporar la visión de un profesional externo. La visión que se tiene desde fuera no es la misma que uno tiene desde dentro cuando está inmerso en el intenso día a día. Acontece un activo importante en las decisiones estratégicas de la empresa.
  9. Promover el benchmarking como proceso de evaluación continuo. Aprender de los que lo hacen mejor. Se puede ser el número uno, pero siempre resta algo a mejorar. El respeto por tu principal competidor te hace ser mejor. La humildad y el afán de superación en una empresa es un activo de futuro.
  10. La buena actitud siempre tiene premio. Construye una buena reputación a la empresa y genera una relación de confianza de larga duración con el cliente o consumidor, a la vez que genera buenas dinámicas entre los equipos.

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