Marina Membrillo, estudiando de 2n de bachillerato en Mataró, siguiendo el curso desde casa. Fotos: cedidas
Marina Membrillo, estudiando de 2n de bachillerato en Mataró, siguiendo el curso desde casa. Fotos: cedidas

La visión sexista de la educación en casa condiciona los estudios

Los investigadores apuntan que la situación se ha podido agravar durante el confinamiento.

La visión sexista de la educación en las familias condiciona la elige del futuro académica de los jóvenes, según un estudio elaborado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). La investigación revela que esta situación se ha podido intensificar durante el confinamiento puesto que los estudiantes que tenían que elegir qué opción de bachillerato, qué módulo de formación profesional o qué carrera universitaria elegir no han socializado del mismo modo con sus iguales o profesorado. La investigadora principal del grupo Género y TIC de la Internet Interdisciplinary Institue de la UOC, Milagros Sáinz, ha apuntado que en este contexto hay el riesgo que los jóvenes estén "más expuestos a la influencia de la opinión y las experiencias de los progenitores".

La investigación se ha publicado en la 'Revista de Psicología Social' y se ha hecho entre 954 estudiantes que cursaban primero de bachiller en diez centros escolares de las áreas metropolitanas de Barcelona y Madrid. El 60% de los estudiantes indicaron que sus progenitores tenían un nivel académico intermedio, el 30% alto y el 10% bajo. Por otro lado, el 80% de los padres y madres habían nacido en el Estado.

La investigación se ha hecho con un estudio de más de 950 personas de diferentes centros escolares de Barcelona y Madrid


Sáinz ha afirmado que en los casos en que las familias tienen una visión muy sexista de la educación y la vida "todavía puede tener más peso las opiniones de las familias sobre las competencias académicas y de otra índole que se supone que sería ideal que los chicos y chicas tuvieran".Los investigadores han analizado las diferencias en función del género en las respuestas de los estudiantes de secundaria ante una situación de sexismo académico. Las conclusiones apuntan que esto se mujer "sobre todo en las chicas, que se enfrentan además actitudes sexistas que los chicos en relación con su competencia en ciencias, tecnología y matemáticas".

Según el estudio, las estudiantes con padres con un nivel académico intermedio o alto mostraban más predisposición a enfrentarse a situaciones sexistas, mientras que los chicos tienden a evitarlas. Así, las chicas con progenitores con estudios universitarios o de secundaria postobligatoria tienden a responder a situaciones de sexismo enfrentándose a la persona que las provoca, mientras que en el caso de los chicos con una historia familiar similar a la suya la respuesta suele ser evitarlo.

El estudio alerta que se acostumbra a minusvalorar las competencias de las mujeres en ámbitos como la ciencia y la tecnología


La investigadora ha apuntado que la sociedad acostumbra a minusvalorar las competencias de las mujeres en las asignaturas y los ámbitos muy prestigiosos y valorados socialmente, como la ciencia y la tecnología; mientras que los chicos están acostumbrados a que se valoren sus competencias "por encima de las de las chicas". Sáinz ha apuntado que esto "también es sexismo pero positivo hacia ellos" y a veces provoca frustración.

El estudio de la UOC revela también que, a veces, los estudiantes no son conscientes de estar presenciando o viviendo una situación discriminatoria. En este sentido, Sáinz ha apuntado que en muchas ocasiones las chicas son objeto de sexismo académico que pone en entredicho sus competencias tecnológicas y perciben que esto se debe de al hecho de no tener este potencial individualmente y que, por lo tanto, no lo pueden desarrollar.

"No son conscientes que se trata de una creencia estereotipada que se atribuye, en general, a todas las mujeres por el hecho de ser mujeres", destaca. En el caso de los chicos pasa a la inversa: sus decisiones y conductas también están fuertemente condicionadas a expectativas sociales y culturales relacionadas con la masculinidad. Para evitar estos "desequilibrios", destaca la importancia de formar en temas de igualdad y en como afrontar estas situaciones de sexismo académico o de otra índole. Ha considerado que esta formación también tendría que llegar a familias y profesorado.

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