La pandemia ha cambiado ciertos hábitos de las empresas, más allá de todo aquello relacionado con el teletrabajo. Así las cosas, y como consecuencia de los tiempos que vivimos, empieza a instaurarse con fuerza, a nivel social, el debate sobre una posible reducción de la jornada laboral a cuatro días a la semana. Si bien seguramente la situación ideal sería que cada empresa pudiera adaptar el volumen de trabajo y la dedicación de sus trabajadores a la propia dinámica de la firma o del sector, también hay que tener en cuenta otras variables cómo la conciliación. En definitiva, los siguientes puntos podrían resumir las ventajas y los inconvenientes de establecer una nueva jornada laboral de cuatro días.
La semana laboral de 4 días puede parecer una idea radical, pero desde final de siglo XIX hemos ido reduciendo gradualmente la cantidad de horas trabajadas en una semana. Esto nos ofrece una idea de por donde van los rasgos; la principal ventaja de trabajar solo 4 días en la semana es la productividad asociada a los adelantos tecnológicos. La inteligencia artificial alterará significativamente todos los aspectos productivos de las industrias en todos los países, incluyendo lo cómo y lo cuánto trabajamos. Hace unas semanas, la Universidad de Stanford (California) publicó un estudio sobre productividad donde reflejaba que los empleados con exceso de trabajo, en realidad, son menos productivos que aquellos que trabajan una semana laboral reducida de 32 horas.
Otra de las mejoras que podría llevar la reducción de la semana laboral es la conciliación laboral. Actualmente hay un alto porcentaje de mujeres que no trabajan porque los resulta imposible conciliar la ocupación con su vida familiar. Una semana laboral de 4 días promovería que esta conciliación fuera mucho más sencilla.
La felicidad del trabajador va vinculada directamente a la productividad
La reducción de los días de trabajo también puede comportar que los empleados sean más felices y estén mucho más comprometidos en sus puestos de trabajo. Es menos probable que estén estresados o que se ausenten por dolencia, puesto que tienen más tiempo para descansar y recuperarse.
La principal desventaja es que no todos los sectores productivos poseen la tecnología necesaria para implementar una medida cómo esta, de forma que llevaría a muchas empresas a numerosas pérdidas económicas.
Tampoco se tiene que olvidar el punto de vista del cliente, sobre todo en el sector servicios. Una jornada laboral reducida supondría que muchos establecimientos permanecerían cercados más tiempos, sin ofrecer servicio en sus clientes.
Fuente: muynegociosyeconomia.es
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