"Me he quedado con la boca abierta". Así se expresaba este martes a mediodía un vecino de la calle Colombia del barrio de Rocafonda, donde vive el hombre de 32 años que ha sido detenido por la Policía Nacional por sus vínculos con Estado Islámico. El vecino, de origen marroquí como el detenido, no era el único que se expresaba de este modo. La mayoría de la gente que lo conocía no se explica que estuviera vinculado a la organización terrorista. "Pero si no sabía ni rezar!", se exclamaba un hombre, que decía que no lo había visto "nunca" por la mezquita del barrio.
El detenido, que según varios vecinos respondía al nombre de Marouan, es un hombre de 32 años que traía más de 10 viviendo en Mataró. Reside en el bloque de viviendas del número 35 de la calle Colombia, en el cual ha sido detenido este martes de madrugada. La Policía Nacional lo ha conduit esposado hacia un locutorio en la calle Poeta Punsola, donde según parece trabajaba de manera puntual. Desde este locutorio, según la investigación policial, habría realizado tareas de captación y adoctrinamiento de activistas para Daesh, distribuyendo material multimedia para usar artefactos explosivos y armas, y haciendo propaganda de las acciones del grupo terrorista por las redes sociales.
Ninguna apariencia de radicalización
Pero nadie en el barrio parece explicarse como puede ser que el hombre en cuestión se viera implicado en estas tareas, hasta el punto de, tal y cómo se afirma desde el Ministerio del interior, tener contacto directo con dirigentes de Estado Islámico en Siria e Irak. Miembros de la numerosa comunidad magribina del barrio explican que nunca se habrían imaginado algo así. "Le gustaba la fiesta, salir por la noche con grupos de amigos que eran músicos, bebía y fumaba", constata un de ellos. "No os pensáis que era un barbudo radical! Nada de esto", dice un compañero. El detenido, según apuntan las mismas fuentes, vive con su madre, marroquí, y con su padrastro, que sería de nacionalidad española. "La madre va siempre sin hijab, a primera vista ni la identificas como magribina", añade otro.
Enganchado al móvil
Desde hacía tiempo, eso sí, habían visto como el hombre se movía mucho por Internet y las redes sociales. "Siempre lo veías enganchado al teléfono móvil, era su adicció", apuntan. Pero en ningún caso, matizan, se habían assebentat que compartiera material propagandístico de Estado Islámico, tal y cómo apunta la investigación policial. Señalan, eso sí, que en las últimas semanas había mostrado un comportamiento extraño. Además de mostrarse poco comunicativo, hace pocos días se lo encontraron en una plaza del barrio sentado en un banco, descalzo y hablante solo. "Se notaba que no estaba bien", dicen.
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'Un caso aíllat'
La presidenta de la Asociación de Vecinos de Rocafonda, Esperança y Ciutat Jardín, Maira Ayuste, se ha mostrado muy sorprendida por la detención. En declaraciones al 'ACN, ha asegurado que "no hay un clima en el barrio de miedo ni de pensar que el vecino del lado pueda estar en un lío de este tipo". Considera la detención "un caso aislado" en el barrio. Ayuste ha subrayado que desde la asociación de vecinos "hace mucho tiempo" que están trabajando para "una buena convivencia y hablante con los políticos para arreglar posibles pequeñas problemáticas" y se ha mostrado preocupada porque esta detención pueda "repercutir en el espíritu convivencial del barrio " y "criminalizar" un colectivo en un barrio, el de Rocafonda, de muchas familias y gente "humilde y obrera".
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