Los Mossos d'Esquadra y la Policía Nacional han desarticulado un grupo criminal que cultivaba marihuana en casas y naves industriales alquiladas legalmente o con documentación falsa, sobre todo del Maresme. Se han detenido 11 personas a quienes se los atribuye pertenencia a grupo criminal, delitos contra la salud pública, en su vertiente de tráfico de drogas, defraudación de fluido eléctrico, falsedad de documento público, usurpación del estado civil y tenencia de armas y explosivos. En los cacheos se intervinieron más de 97 kilos de ovillos de marihuana, cerca de 4.000 plantas en proceso de crecimiento, 223.495 euros en metálico, una arma de fuego y un machete, entre otros objetos de interés para la investigación.
El 24 de enero se hicieron las detenciones y diez cacheos a las localidades de Mataró, Cabrils, Sant Adrià de Besòs, Sant Antoni de Vilamajor, Sant Andreu de Llavaneres, Riells y Viabrea y Vallirana.
En este vídeo se puede ver cómo entran a las casas y naves donde tienen localizados a los delincuentes:
Un grupo criminal que operaba desde un 'Grow shop' de Mataró
El grupo estaba distribuido de manera jerárquica y establecía un mismo patrón de actuación en su actividad delictiva, y la única fuente de ingresos conocida era la que provenía de la venta de la marihuana producida. Los miembros del grupo criminal alquilaban, de manera aparentemente legal, inmuebles de unas mismas características: casas a cuatro vientos en urbanizaciones tranquilas y construidas para gente con poder adquisitivo alto.
Para poder tramitar el alquiler de las futuras plantaciones interiores de marihuana establecían varias estrategias, o bien lo hacían a través de identidades falsas, a través de documentación de terceras personas, sin antecedentes ni implicación directa con el grupo o directamente falsificando los documentos públicos necesarios para llevar a cabo el contrato de alquiler.
Un golpe en posesión de la vivienda, una o más personas se encargaban de poner en marcha la plantación: hacían la conexión fraudulenta en la red eléctrica y participaban en el proceso de cultivo, assecament y preparación de la marihuana para su distribución. Por otro lado, las protegían ante eventuales robos por parte otros grupos u organizaciones.
Los investigadores han podido determinar que el destino final de la marihuana eran países del centro de Europa, donde se podía duplicar o triplicar el precio de venta al consumidor.
Dos de los detenidos eran los encargados de mantener el control de los 'jardineros', los suministraban el material necesario para las plantaciones, así como productos y víveres porque no los hubiera que salir de los domicilios. Eran personas extranjeras que acababan de llegar a Cataluña, no tenían antecedentes policiales y no entendían ni hablaban catalán ni castellano. Acostumbraban a ser captados en su país de origen por los cabos del grupo criminal, viajaban hasta Cataluña con el pasaporte y obtenían un visado de turista con un límite de 90 días, que era el tiempo que acostumbraban a llevar a cabo la tarea de jardineros, para después devolver a su país.
Vivían en las mismas plantaciones en condiciones insalubrees y dormían en colchones que se localizaron esparcidos por tierra rodeados de la suciedad que se generaba a la plantación. La dependencia de los cabos de la organización era absoluta, puesto que no disponían de vehículos y ni siquiera de dinero en efectivo.
En relación con los cabos del grupo criminal, a dos no los constan antecedentes policiales, mientras que a otro, el mismo a quien se le intervino la arma de fuego a su domicilio, le consta un por homicidio doloso. Gran parte del material para poner en marcha y mantener productivas las plantaciones se adquiría desde una misma tienda 'grow shop' de la localidad de Mataró.